CENTENARIO
CELA
Camilo José Cela hubiera cumplido
el pasado 11 de mayo 100 años. El autor de Viaje
a la Alcarria
(1948) y La catira (1955) nació en
Iria Flavia (La Coruña),
villa de origen romano, de familia gallega y beata que conservaba “cierto
lustre y antigüedad”, y aseguraba que, “sangre de tres naciones circula por mis
riñones”. Su abuelo materno John Trulock, casado con Nina Bertorini, regentó The West Railway Galicia, en Santiago de
Compostela.
La familia se instala en Madrid y
allí inicia Medicina, Derecho y Filosofía y Letras el joven Cela, carreras que
nunca terminó. Escribe poemas y publica Pisando
la dudosa luz del día (1936), y artículos y cuentos en la prensa oficial, pero
mientras trabaja en su primera novela recae en su vieja dolencia tuberculosa y
es internado Hoyo de Manzanares; a finales de 1942 aparece La familia de Pascual Duarte, en la modesta editorial Aldecoa, de
Burgos, todo “un éxito de crítica y público”, declara el hijo del Nóbel, Cela Conde,
“convirtiéndose en el autor de referencia en una época en la que, por razones
harto conocidas, la literatura española pasaba por uno de sus momentos peores”.
Después, Pabellón de reposo (1943), Nuevas andanzas y desventuras de Lazarillo
de Tormes (1944), o los relatos, Esas
nubes que pasan (1945) y El bonito
crimen del carabinero y otras invenciones (1947). Entre 1944 y 1950 se
suceden las traducciones de Pascual
Duarte al italiano, francés y alemán; en febrero de 1951 cuando aparece en
Buenos Aires, La colmena, prohibida
en España, es expulsado de la
Asociación de la
Prensa de Madrid.
“El arte de CJC, según Domingo
García-Sabell, no dice ni oculta, sino que da señas. Señas que van con la
brújula de lo imaginativo, de la imaginación lanzada por los vericuentos frenéticos
del sarcasmo y de la ironía”.
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