SOBRE UNA
CEGUERA TEMPORAL
Las cosas ocurren de repente, este es uno de los dichos
más populares, comunes y ciertos; en el transcurso de unos segundos, o en unos
minutos y después de un suceso mínimo puede cambiar nuestra vida, o nuestra
rutina y por añadidura, nuestro futuro más inmediato. Este, y no otro, fue el
comienzo de este 2016: un imprevisto desprendimiento de retina en mi ojo
izquierdo, algo muy común clínicamente en los miopes que, sustancialmente, me
ha llevado a una absoluta oscuridad durante los últimos seis meses y, por
añadidura, a renunciar a una sucesiva y fructífera existencia que día a día me
proporcionaba el placer de la lectura y de la escritura. Enero, febrero y marzo
transcurrieron con esa vertiginosidad que caracterizan a los días sinsentido en
que uno no sabe bien qué hará por la mañana, por la tarde y aun por la noche: es
decir, nada reseñable, tan solo reposo y/o algo bastante de radio, y eso que
todos recomiendan: paciencia. Dejar pasar los minutos, las horas, los días y
las semanas con el deseo de encontrar alguna mejoría en la siguiente revisión
oftalmológica que, finalmente, ofreciera algo de luz, la precisión de un
contorno y por añadidura unas formas, colores e imágenes, identificar incluso las
primeras letras de una línea, y leer al menos una página al día que me
devolviera, entre otras cosas, la autoestima. Luego llegarían, abril, mayo y
junio con algo de esperanza.
Y una fechas esenciales, marcadas en el calendario, un 26
de enero, 15 de febrero, revisión, 17 de marzo lista de espera, y un 4 de mayo,
nueva intervención, en el ojo derecho, una revisión más y final, el 30 de mayo,
que se convierten en fechas para no olvidar, y ofrecen, por fin alguna
perspectiva para mejorar la visión y la esperanza de volver a salir a la calle,
tomar vino con los amigos, leer y escribir las primeras líneas de una
esperanzada segunda mitad de 2016.
Durante este tiempo, algunos amigos se han preocupado de
mi estado de salud, e interesado por mi evolución, y otros…
Mi agradecimiento personal, porque ellos y, yo también,
sabemos los nombres y nuestras actitudes mutuas.
Por supuesto, el 2016 cambia su rumbo hacia la luz, la lectura, la escritura, la familia, los amigos, la felicidad. Abrazo enorme.
ResponderEliminar¡Cuánto te he echado de menos! Cada día miraba a ver si habías retomado la escritura en el blog, espero disponer de una lectura (nocturna) todos los días. Besazos.
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