ALGO NUEVO SOBRE EL INFIERNO
Malcolm Lowry (1909-1957) considerado hoy
como un clásico por su novela, Bajo el volcán (1947), nunca dejó de
escribir cartas a lo largo de su vida, una actividad que para él constituía la
otra cara de la ficción, la materia prima de la que se nutriría su obra
posterior; llegó, incluso, a escribir cartas personales que más tarde incluía
en un texto narrativo o las convertía en poemas. Ocurre, por ejemplo, con la
apasionada carta que el cónsul escribe en el primer capítulo de Bajo el
volcán, supuestamente una de las muchas que redactara el novelista desde
Oaxaca a su primera esposa Jan Gabrial que, por entonces, ya lo había
abandonado y que más tarde sería la modelo Yvonne de su más famosa novela. Es
Lowry, por consiguiente, un escritor de cartas muy peculiar—según comenta
Carmen Virgili, la autora de la selección y del prólogo de El viaje que
nunca termina (Correspondencia, 1926-1957)—, alguien que partía de la base
de que sus cartas podían convertirse en ficción, y de este modo, en la voz de
algún personaje también. Rompía Lowry con los límites establecidos entre
realidad y ficción y confirmaba, así, el carácter autobiográfico de muchos de
sus textos.
El período que abarca la
correspondencia es de 1926 a
1957, una de las últimas está fechada a mediados de junio, unos días antes de
fallecer en Ripe (Sussex), a donde se había recluido un año antes para volver a
escribir. La correspondencia editada por Tusquets es una selección de los dos
gruesos volúmenes publicados por Sherrill E. Grace en 1995. La presente edición
se ha dividido en ocho grandes apartados que corresponden a fechas muy
emblemáticas de su vida, además al final de la edición se incorporan unos
apéndices que incluyen su famosa «Carta al Querido Señor Dios», y una pequeña
cronología. Los diferentes apartados van introducidos por una explicación de la
editora que comenta aquellos aspectos biográficos de Lowry a tener en cuenta
ante la lectura de las cartas seleccionadas. El contenido es variado: breves,
muy breves anotaciones, extensas misivas que analizan algunos aspectos
importantes de la vida del escritor o las dirigidas a su primera esposa Jan
Gabrial, a algunos amigos como los poetas Aiken, Grieg, sus agentes literarios
o su misiva más famosa al editor Jonathan Cape, fechada el 2 de enero de 1946
en Cuernavaca, un auténtico ensayo defendiendo su novela más famosa, Bajo el
volcán, en la que desmenuza capítulo a capítulo su contenido. La mayoría de
las dirigidas a su familia se han perdido, aunque se conservan algunas enviadas
al padre y su hermano Stuart, que muestran las relaciones tortuosas que mantuvo
con ellos.
Debemos entender que la vida de Lowry se
confunde con el mundo de su propia ficción y el conjunto de estas cartas son
buena prueba de ello, quizá la muestra inequívoca de una vida en marcha, como
ese proceso escriturario del que da sobradas referencias el escritor a lo largo
de esta selección. El universo lowryano queda manifiesto en El viaje que
nunca termina y su representatividad queda manifiesta en el esfuerzo que
Tusquets está haciendo por recuperar la singular obra de este no menos singular
fracasado de la literatura. Es, pues, parte de la reconstrucción de un
itinerario vital y la autenticidad de una biografía supuesta.
EL
VIAJE QUE NUNCA TERMINA
(Correspondencia
(1926-1957)
Malcolm
Lowry
Tusquets,
Barcelona, 2000
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