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Narrar es mucho más que hablar
La
literatura breve es un inmenso campo de experimentación en el que los
escritores ofrecen lo mejor de su imaginación y los lectores completan su
visión con una sabia interpretación. «Contar un cuento es saber guardar un
secreto», afirma Andrés Neuman en una especie de dodecálogo que ilustra, el
epílogo titulado «Apéndice para curiosos», su reciente libro publicado, El
último minuto (Espasa, 2001), una colección de treinta relatos que
describen la realidad como si de una ficción se tratara.
Andrés Neuman (Buenos Aires,
1977) está convencido de que «narrar es mucho más que hablar (...) porque para
narrar se requiere decir algo y callar mucho». En este nuevo libro ofrece algo
más que esa pretensión de contar historias teorizantes sobre el amor o el mundo
de las pasiones, de las esperanzas o de los desengaños, de las miradas sobre la
vida o la muerte; en realidad, es el
intento de poner de manifiesto que el cuento proporciona esa radicalización que
se supone en el espacio literario, esa concentración que se exige el autor a la
hora de contar su historia y, además, su intento de hacerla partícipe al
lector, narrando el último minuto o, como variante, tratar de contarla en su
último instante. Este sería, en realidad, el terreno de la metáfora de la
interpretación como ese espacio resbaladizo en el que se mueve la creación
literaria. Visto así el cuento, podríamos asumir lo que el maestro Pereira
afirma sobre el mismo, «el resultado de saber una buena historia y saber
contarla, además, con la intensidad y brevedad necesarias». De esta brevedad se
sirve Neuman para contar y construir El último minuto que, por otra
parte, invita a una reflexión sobre las cuestiones principales de nuestra
existencia: la imaginación, el sarcasmo, la ironía o el humor que pueblan
muchos de estos relatos como se muestran en los recursos empleados: el minimalismo
o ese guiño final de nuestra existencia. La fascinación de Neuman por Poe,
Chejov, Monterroso, Borges o Cortázar es evidente, pero también el lirismo y el
dramatismo contenido en «El último poema de Piotr Czerny» o la hipócrita visión
que siente el ser humano sobre sus semejantes en «Tú no eres quién» o el
excepcional desarrollo de «Un cigarrillo», donde el homenaje al mundo del hampa
se cumple con creces, tanto en la ejecución del cuento, como en el lenguaje o
el «tempo» empleados. Los variados recursos de Neuman en ese concepto esgrimido
de micro-relato, presuponen una originalidad, el empleo de la paradoja, la
ironía, la sátira o el humor, para llegar a un final tan sorpresivo como
ingenioso, además de un registro lingüístico tan rico somo sutil.
EL
ÚLTIMO MINUTO
Andrés
Neuman
Madrid,
Espasa, 2001
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