Mayo
Un 1º de mayo
me despierta tras la resaca de una Feria del Libro en Almería, atípica y
anormal, caótica y descorazonada que me devuelve a la realidad de mi estudio,
mis lecturas y a la proyección de nuevas empresas. Lo demás, el silencio.
Empiezo la
reseña, encargo de Turia, y su director Raúl Maicas, sobre Habana año cero, de Karla Suárez. Me informo e investigo sobre la
desastrosa década de los 90 cuando la hambruna y la miseria golpeaban al pueblo
cubano, y me dejo llevar por la prosa de la narradora cubana para construir una
reseña que refleje la realidad del relato. Versión tras versión, ajusto sentido
y sensibilidad para dar forma una reseña coherente y que justifique la
narración de la escritora Suárez.
Bien por su pulso narrativo, su irónica visión de una
descorazonada realidad y la angustia vital de los cubanos durante años.
La visita al
CEIP Francisco Sáiz Sanz de Aguadulce toda una experiencia del buen quehacer y
educación por parte de unos niños entre 10 y 12 años. Atentos, curiosos, con
preguntas que mostraban ese interés infantil por tantas cuestiones en torno al
mundo del libro. Firma de ejemplares, y dos curiosos regalos, dos marca-páginas
con las ratitas como muestra de fondo. Para repetir.
La memoria me
devuelve las conversaciones con el maestro del cuento Antonio Pereira, amigo y
entrañable narrador porque acaban de cumplirse los diez años de su
fallecimiento. Una reseña, y su libro, Antonio Pereira y 23 lectores cómplices,
son mi particular recuerdo de tanta buena lectura.
No hay comentarios:
Publicar un comentario