Vistas de página en total

miércoles, 8 de mayo de 2019

José Ovejero


… me gusta

                
      Lo que más sorprende de la prosa de José Ovejero (Madrid, 1958) es el deseo de unir literatura y vida como un trayecto único, tal vez porque, de otro modo, este mundo no tendría explicación posible. Los personajes de sus historias anteriores ya habían decidido transformar el universo desde la ficción misma, como si de la esencia última de la materia se tratara. En un relato se determina lo significativo, aquello que se cuenta sobre una base estricta, en la medida de lo necesario, de lo imprescindible, una condensación que actúa siempre en favor de la intensidad, como elementos sustanciales de un género que—como afirmaba Cortázar—«todo debe conducir a una especie de fabulosa apertura de lo pequeño hacia lo más grande».
      En los diez cuentos que componen Qué raros son los hombres (2000) las voces dramáticas de los protagonistas, resultan tan absurdas como grotescas, salpicadas de un humor ácido como sombrío para entrever los  mecanismos por los que se rigen estos relatos. El deseo y la estupidez caracterizan a la vanidad masculina, incluida esa imprevisibilidad manifiesta. Poco le importa al protagonista del primer relato «Los conquistadores» en sus pesquisas periodísticas, por una Cuba desfasada, que se le ofrezcan mujeres por doquier. ¿Quizá porque haya que leer que la autenticidad de los deseos varoniles no se oculta bajo la fachada de una hombría proverbial?  Tampoco pasa nada cuando las mujeres toman la iniciativa, como en el relato que lleva por título, «Qué raros son los hombres», y en el que una señora madura planea una aventura amorosa con un joven serbio ante el que ha sucumbido, esa misma tarde, en una partida de tenis. Ovejero parte de la premisa de las limitaciones del género masculino y busca la razón de las mismas. Sobresale el cambio de registros narrativos, la dimensión del escritor es muy amplia, y si bien unos pueden considerarse como auténticos cuentos otros pertenecen a esa definición tan común de novela corta; sus protagonistas, psicológicamente bien caracterizados y estructuralmente de enfoques diversos y plurales, tienen las más variadas ocupaciones, parten de conciencias desiguales, se ven limitados por una feminidad dominante e irrumpen en nuestra existencia, al menos como lectores, para mostrarnos la ubicuidad de unas vidas múltiples o una fantasía que acumula diferentes personalidades, tantas como las posibilidades ensayadas en este volumen, que incluye una abundante dosis de ironía con la que ejemplifica la condición varonil pero que en ningún caso pretende dejar una moraleja.



QUÉ RAROS SON LOS HOMBRES
José Ovejero
Ediciones B, Barcelona, 2000

                                                    
                

No hay comentarios:

Publicar un comentario