…me
gusta
ESPAÑA EN DUELO
Uno puede ajustar cuentas con la memoria
de muy diversas maneras y formas. La literatura facilita, en algún sentido, que
nuestro recuerdo llegue a un innumerable público lector que participe de la
evocación de una memoria dolorosa como la que se supone cuando hablamos del
pasado de nuestra guerra civil. Alberto Méndez (Madrid, 1941) rescata parte de
ese pasado redimiendo, en alguna manera, a los vencedores. El escritor, de
quien no sabemos nada, responde con una escueta biografía y una simple
bibliografía: finalista en el Premio Internacional de Cuentos Max Aub 2002 con
uno de los relatos incluidos en el presente volumen, «Manuscrito encontrado en
el olvido»; ahora publica su primer libro, Los girasoles ciegos (2004).
Cuatro relatos o planteamientos sobre la realidad de un conflicto civil que aún
genera la suficiente materia narrativa
como para enlazar, en el caso que nos ocupa, algunos de esos tiempos secretos
que muestran la realidad de muchos de los vencidos de nuestra historia pasada.
Las cuatro historias se desarrollan en
Madrid, en una ciudad que como los personajes se muestra vencida. Surge como
una víctima más de esa sucesión de gestas que compusieron nuestra crónica
militar; pero a diferencia de otros relatos es un Madrid sin guerra, sin
batallas, sin enemigos aparentes donde uno de los protagonistas, en el primer
relato, el capitán Alegría, sufre su derrota particular cuando se entrega al
ejército rojo poco antes de caer la ciudad en manos nacionales y,
paradójicamente, pagará así su osadía con la vida; o esa otra visión, la de
Juan Senra, también, un condenado a muerte que se servirá de una mentira para
cambiar, en parte, el resto de vida y su actitud ante ésta; habría que resaltar
en ambos relatos, pero sobre todo en el primero, un final tremendamente
espeluznante; y entre tanta desgracia y horror, junto a esos héroes adultos, la
voz silenciada de dos adolescentes en el relato «Manuscrito encontrado en el
olvido» que, como tantos otros, pretenden llegar hasta Francia y en el camino
dejan constancia de su hazaña en una especie de diario donde la voz del joven
poeta repasa, minuto a minuto y página tras página, las últimas semanas de su
vida; y finalmente, se añade una cuarta y última derrota, ya en la postguerra,
la que viven en el recuerdo reciente los padres de esos adolescentes que no
volvieron a saber nada de ellos pero quieren creer que, finalmente, lo
lograron.
Méndez sobresale por una extraña eficacia
en el empleo del lenguaje: directo, ajustado, medido, lírico en tanto que
reproduce con suprema exactitud el habla de sus protagonistas empleando con su
propia actitud esa parquedad que se le supone al condenado. La vida real sin un
atisbo de esperanza. Pero, en realidad, lo que nos viene a contar Alberto
Méndez es que todos perdimos la guerra, aunque entre los muchos supervivientes,
algunos lograron vivir como esos girasoles ciegos en que se concreta esa
memoria repleta de miedos pero que con el paso del tiempo se torna
conciliadora.
LOS
GIRASOLES CIEGOS
Alberto
Méndez
Anagrama,
Barcelona, 2004
No hay comentarios:
Publicar un comentario