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sábado, 28 de enero de 2017

José Asenjo Sedano



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ÉRASE UNA VEZ EL CINE

              
       El novelista José Asenjo Sedano (Guadix, Granada, 1930-Almería, 2009),  nos sorprende una vez más con una nueva entrega literaria, Oeste (2003), la novela del desierto, como él mismo ha querido  definirla. La historia y vida de un centenar de extras anónimos que hicieron posible el cine en Almería, un tiempo fantástico cuya proyección universal llevó el nombre de la ciudad y la magia de sus paisajes hasta las butacas de muchas de las salas de cine de todo el mundo. Oeste se inicia con la reconstrucción de parte de la vida de uno de esos actores extras, Juan Peñuela, alias el Patas Largas, y de su participación en la extraordinaria producción de Mr. Henry Master, un director innovador, que quiso crear esa nueva frontera del Western denominado «Oeste de Almería»; una idea que se le ocurrió al cineasta cuando conoció a Patas Largas y lo vio moverse con descaro ante sus cámaras. Esta es la trama que justifica todo el repaso a una época: los felices 60, además, de aportar una amplia información sobre los paisajes de Almería, la magia de su luz y los escenarios naturales que deslumbraron a una de las industrias más importantes del siglo XX: la cinematográfica. Pero en la novela se recrea, además, la Almería real y la de leyenda, con sus escenarios naturales y ficticios, con esa imagen que los hombres de cine se llevaron de esta tierra. Al hilo, y estructuralmente, hablando, el joven periodista en prácticas, Silvano Mestre Domingo, realizará una investigación sobre la historia de la película Oeste y de los acontecimientos en torno al rodaje de la misma, incluida la extraña muerte del sheriff Jim, alias Patas Largas, un suceso ocultado durante años.
       Asenjo Sedano es un hábil narrador que ha sabido hilvanar en un solo ovillo las historias que se entremezclan en su novela: la historia humana de Juan Peñuela, uno de tantos pobres olvidados, los avatares del rodaje, fragmentos del guión de la película, los testimonios de amigos y conocidos del desaparecido sheriff, la investigación periodística del sagaz reportero, y sobre todo la atmósfera creada que confunde realidad con ficción cuando sus personajes deambulan por Rancho Texas, La Rambla o Tabernas City. En la estructura narrativa de la novela se superponen los planos que Asenjo Sedano ha ido escribiendo para dar coherencia a la historia, incluso se atreve, al final de cada capítulo, hasta un total de 29, con una pequeña descripción sumamente poética del espacio con el que ha convivido el escritor en los últimos treinta años de su vida. Así podemos leer: «¡El desierto! A través del cristal, era un loco y ondulante vértigo... Una acechante tentación, un continuo soplo de palabras... Viento... viento... viento... Un rumor, una tragedia, un misterio... Un cielo azul, azul, azul... La novela se convierte, también, en la crónica social de una Almería tan romántica como paupérrima, aunque repleta de las ilusiones que muchos de sus habitantes soportaron hasta llegar a nuestros días, cuando sobrepuesta de aquel pasado se abre a la mar y se adorna con las galas de una ciudad mucho más cosmopolita. Por las páginas de Oeste desfilan muchos de los extras del cine cuya inmortalidad quedó patente en las producciones de Leone o Lean, unidos a los nombres de míticas estrellas como Bardot, van Cleef, Kinski, Eastwood o Quinn y, también desfilan por sus páginas, los nombres de los contertulios indalianos: Perceval, Cantón Checa, Cañadas... El joven periodista viajará por los espacios naturales de Almería y recreará, en su relato, la nostalgia de un pasado repleto de figuras unidas y cercanas a la ciudad y al novelista, Bartolomé Marín, Pepe Andrés, el Padre Tapia o los más cercanos en el tiempo, rémora de ese otro pasado de esplendor y que hoy forman la intelectualidad de Almería moderna: Ceba, Nicolás, Egea, del Águila, Pérez Siquier, personajes reales que se congregan para festejar el espectáculo del cine del pasado, la memoria del extra desaparecido y, por consiguiente, la recuperación de una gloria viva. Al terminar la novela, el escritor, se permite un guiño final, cuando uno de los personajes, a punto de subir a un tren que lo llevará de vuelta a la realidad de su trabajo, le entrega un sobre con el nombre del asesino de Peñuela que no ha conseguido arrancar de muchos de los conocidos del extra, porque sin terminar sus pesquisas, contrasta que podía haberse tratado de un auténtico asesinato. Pero el joven, con algo de miedo, que era lo que, una y otra vez, le repetía su corazón, no quería cargar con el peso de ese nombre escrito, y haciendo en pequeñísimas partículas el papel, se dijo que, ese fantasma pertenecía, sin duda, al desierto. 

OESTE
José Asenjo Sedano
Almería, I.E.A. 2003

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