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ÉRASE UNA VEZ EL CINE
El novelista José Asenjo Sedano (Guadix,
Granada, 1930-Almería, 2009), nos sorprende una vez
más con una nueva entrega literaria, Oeste (2003), la novela del
desierto, como él mismo ha querido
definirla. La historia y vida de un centenar de extras anónimos que
hicieron posible el cine en Almería, un tiempo fantástico cuya proyección
universal llevó el nombre de la ciudad y la magia de sus paisajes hasta las
butacas de muchas de las salas de cine de todo el mundo. Oeste se inicia
con la reconstrucción de parte de la vida de uno de esos actores extras, Juan
Peñuela, alias el Patas Largas, y de su participación en la extraordinaria
producción de Mr. Henry Master, un director innovador, que quiso crear esa
nueva frontera del Western denominado «Oeste de Almería»; una idea que se le
ocurrió al cineasta cuando conoció a Patas Largas y lo vio moverse con descaro
ante sus cámaras. Esta es la trama que justifica todo el repaso a una época:
los felices 60, además, de aportar una amplia información sobre los paisajes de
Almería, la magia de su luz y los escenarios naturales que deslumbraron a una
de las industrias más importantes del siglo XX: la cinematográfica. Pero en la
novela se recrea, además, la
Almería real y la de leyenda, con sus escenarios naturales y
ficticios, con esa imagen que los hombres de cine se llevaron de esta tierra.
Al hilo, y estructuralmente, hablando, el joven periodista en prácticas,
Silvano Mestre Domingo, realizará una investigación sobre la historia de la
película Oeste y de los acontecimientos en torno al rodaje de la misma,
incluida la extraña muerte del sheriff Jim, alias Patas Largas, un suceso
ocultado durante años.
Asenjo Sedano es un hábil narrador que ha
sabido hilvanar en un solo ovillo las historias que se entremezclan en su
novela: la historia humana de Juan Peñuela, uno de tantos pobres olvidados, los
avatares del rodaje, fragmentos del guión de la película, los testimonios de
amigos y conocidos del desaparecido sheriff, la investigación periodística del
sagaz reportero, y sobre todo la atmósfera creada que confunde realidad con
ficción cuando sus personajes deambulan por Rancho Texas, La Rambla o Tabernas City. En
la estructura narrativa de la novela se superponen los planos que Asenjo Sedano
ha ido escribiendo para dar coherencia a la historia, incluso se atreve, al
final de cada capítulo, hasta un total de 29, con una pequeña descripción
sumamente poética del espacio con el que ha convivido el escritor en los
últimos treinta años de su vida. Así podemos leer: «¡El desierto! A través
del cristal, era un loco y ondulante vértigo... Una acechante tentación, un
continuo soplo de palabras... Viento... viento... viento... Un rumor, una
tragedia, un misterio... Un cielo azul, azul, azul... La novela se
convierte, también, en la crónica social de una Almería tan romántica como
paupérrima, aunque repleta de las ilusiones que muchos de sus habitantes
soportaron hasta llegar a nuestros días, cuando sobrepuesta de aquel pasado se
abre a la mar y se adorna con las galas de una ciudad mucho más cosmopolita.
Por las páginas de Oeste desfilan muchos de los extras del cine cuya
inmortalidad quedó patente en las producciones de Leone o Lean, unidos a los
nombres de míticas estrellas como Bardot, van Cleef, Kinski, Eastwood o Quinn
y, también desfilan por sus páginas, los nombres de los contertulios
indalianos: Perceval, Cantón Checa, Cañadas... El joven periodista viajará por
los espacios naturales de Almería y recreará, en su relato, la nostalgia de un
pasado repleto de figuras unidas y cercanas a la ciudad y al novelista,
Bartolomé Marín, Pepe Andrés, el Padre Tapia o los más cercanos en el tiempo,
rémora de ese otro pasado de esplendor y que hoy forman la intelectualidad de
Almería moderna: Ceba, Nicolás, Egea, del Águila, Pérez Siquier, personajes
reales que se congregan para festejar el espectáculo del cine del pasado, la
memoria del extra desaparecido y, por consiguiente, la recuperación de una
gloria viva. Al terminar la novela, el escritor, se permite un guiño final,
cuando uno de los personajes, a punto de subir a un tren que lo llevará de
vuelta a la realidad de su trabajo, le entrega un sobre con el nombre del
asesino de Peñuela que no ha conseguido arrancar de muchos de los conocidos del
extra, porque sin terminar sus pesquisas, contrasta que podía haberse tratado
de un auténtico asesinato. Pero el joven, con algo de miedo, que era lo que,
una y otra vez, le repetía su corazón, no quería cargar con el peso de ese
nombre escrito, y haciendo en pequeñísimas partículas el papel, se dijo que,
ese fantasma pertenecía, sin duda, al desierto.
OESTE
José
Asenjo Sedano
Almería,
I.E.A. 2003
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