José
Antonio Sáez
LAS CHICAS DE PRAGA
Proliferan, sin duda, en nuestros días
las colecciones dirigidas al público lector más joven (niños y adolescentes) y
las editoriales compiten por hacerse con un mercado potencial que debe de tener
bastante aliciente para la industria del libro. En este ámbito hay que situar
la novela Después de Praga nada fue igual, de Pedro M. Domene (Huércal-Overa,
Almería, 1954), que obtuvo el I Premio de Narrativa Juvenil «Los
Pedroches». Se trata, pues, de un relato cuya protagonista es una adolescente
que viaja con su familia, no de buen grado inicialmente, a la ciudad de Praga:
su padre, un profesor subyugado por los atractivos de la ciudad; su madre y su
hermana, a la que denomina « la pava». La fuerte personalidad de la
protagonista se deja notar en esta historia, en la que compiten por ocupar el
primer plano del relato, tanto la propia adolescente como la misma ciudad de
Praga, la cual no aparece aquí como un decorado cinematográfico sino como
verdadero ámbito, bien conocido por el autor, donde se suceden unos
acontecimientos, en gran parte triviales (vividos como turistas), pero que se
verán superados en la ficción narrativa por el secuestro que la joven española
Marta y la checa Minze, una vendedora de figurillas de cristal, sufrirán a cargo de una de las mafias que actúan
en la ciudad, hasta que son rescatadas por el joven Jan, amigo y protector de
Minze. Los personajes aparecen bien caracterizados psicológicamente y los
acontecimientos resultan plenamente verosímiles, por lo que el relato se
presenta sólido y creíble.
La fascinación que el padre de la
protagonista siente por la ciudad se va contagiando progresivamente al resto de
la familia. Él señala los itinerarios por donde aventurarse en los recorridos
diarios por las calles de la capital
checa o los lugares emblemáticos como el Puente de Carlos, las visitas a los míticos
cafés donde antaño se reunieran escritores y artistas, e incluso al cementerio
donde reposan los restos de Kafka y cuya tumba visitarán antes de dejar
definitivamente la ciudad. La sombra del autor de La metamorfosis vaga por
la narración, pero junto a ella aparecen también las de otros poetas y
novelistas como Jaroslav Seifert o el mismo Milan Kundera. Del mismo modo,
desfilan ante el lector algunos de los principales acontecimientos de la
historia reciente de la capital checa en el siglo XX, en especial los problemas
surgidos con los judíos y la ocupación nazi o la invasión de las tropas rusas
en la conocida Primavera de Praga. No faltan tampoco las referencias a
la difícil situación socioeconómica actual del país.
Sin caer en una erudición innecesaria,
Pedro M. Domene da sobradas muestras de conocer excepcionalmente la literatura,
la historia y los valores arquitectónicos de Praga; conocimientos que
sobrepasan la simple información que pueda obtenerse ocasionalmente. Los suyos
responden a un acopio de lecturas
sabiamente acumuladas con el paso de los años y suficientemente digeridas como
para referirse, con naturalidad aparente, a cuentos detalles vienen al caso.
Después de Praga nada pudo ser
igual porque la protagonista, una adolescente de 16 años, da el salto a la
madurez a raíz de la experiencia de su secuestro compartido con la checa Minze,
que había madurado con mayor prontitud debido a las duras condiciones de vida
que la rodeaban. Así pues, la experiencia del secuestro resulta clave en la
maduración personal de Marta, quien a partir de entonces comienza a dejar atrás
tanto su rebeldía ocasional como su antojadiza y, quizás, caprichosa voluntad.
La novela deja un amplio espacio para que sean muchas las adolescentes que
puedan verse reflejadas en el transcurso del relato. El secuestro de Marta y
Minze se convierte, quizás, de este modo, en algo simbólico, puesto que para la
protagonista supondrá la entrada en una nueva etapa de su vida: en este caso la
juventud, y le enseñará a ver las cosas desde otro punto de vista no tan
radical y hasta cierto punto inexacto del que tenía hasta entonces.
Después de Praga nada fue igual resulta
así una primera novela que dice mucho y bien de su autor, el cual nos deja ante la espectativa de otras
historias que han de suceder a ésta con tanto interés como la presente. Pedro
M. Domene da sobradas muestras en este relato de que, además de ser un buen
lector y un excelente crítico literario, posee sobradas dotes para afrontar el
complicado mundo del género narrativo sin complejo alguno, con más que notables
dotes.
DESPUÉS DE PRAGA NADA FUE IGUAL
Pedro M. Domene
Sevilla,
Algaida, 2004; 170 pp.
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