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sábado, 21 de enero de 2017

Joaquín Pérez Azaústre



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JAZZ Y GLAMOUR


       Un libro como América (2004) o, tal vez mejor, una biografía novelada como la que acaba de entregar Joaquín Pérez Azaústre (Córdoba, 1976), corrobora, una vez más, que el interés por la denominada «generación perdida» ofrece aún la suficiente materia narrativa para desentrañar la atmósfera literaria de la América del jazz y del glamour; además de ese morboso interés que suscitan algunos de sus más representantes más elocuentes. Lo que nos puede interesar de esta primera novela del joven cordobés es ese detalle minimalista, con un ampuloso lenguaje lírico, con que describe las sombras de ese mundo particular de principios del pasado siglo y, en ocasiones y a lo largo de unos densos capítulos, una buena muestra de lo asfixiante de sus convicciones literarias. Pérez Azaústre se recrea en un mundo particular de escritores y vividores, de agentes y editores, de revistas y librerías de referencia inequívoca que, por otra parte, le sirven de marco de referencia para dejar constancia del paso de unas vidas singulares y una época no menos diferente. Aunque, el novelista, no lo explicita, en su historia, en el relato que sobre el aspirante a escritor, Robert Felton, inventa como apócrifo admirador de algunos de los personajes que se pasean por el libro; en realidad, este argumento mínimo, le sirve para regodearse en algunos de los episodios desagradables de la vida del mítico Francis Scott Fitzgerald y de su amigo de correrías Hem, leáse, Ernest Hemingway, cuando ambos se encuentran en el París de los 20, el primero disfrutando del inesperado éxito de su primera novela, A este lado del paraíso y el segundo buscando la inspiración y la ambientación para, más tarde, escribir algunas de sus mejores páginas. Felton se convertirá en testigo y juez de una amistad, constatará la ambición de estas jóvenes promesas que se encuentran en un momento delicado de sus vidas: narrará, aparte de sus vivencias personales, la eterna preocupación por la falta de inspiración o la creatividad, la angustia por la perfección que, sobre todo a Scott Fiztgerald, le acompañará toda su vida, el precio a pagar por una vida llena de lujos como la que llevó a su ruina al mejor escritor de la generación perdida y, sobre todo, planea la imagen y la sombra de Zelda, esa caprichosa y excéntrica musa, que, en la historia contada por Pérez Azaústre, sufre una grave crisis y abandonará a su afamado marido durante su estancia en París.
       Luego, entre otras muchas referencias, están la barra del Ritz y los veladores del Café Weber, las múltiples alusiones a las páginas de The Saturday Evening Post y la inequívoca omnipresencia de la librería Gotham Book Mart, o los paseos por algunas de las calles de un glamouroso París y las referencias a una cercana Costa Azul, sombras de ese otro paraíso que nos permite entrever la debilidad de los sueños o la imposibilidad de proponer que la literatura se convierta en la consecuencia misma de la propia vida o, una vez más, dejar constancia expresa de ese mundo de lo simbólico repleto de máscaras.






AMÉRICA
Joaquín Pérez Azaústre
Barcelona, Seix-Barral, 2004

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