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VIDA DE UN PARÁSITO
Existen a lo largo de la literatura de
todos los tiempos comienzos originalísimos que nos llevan a repasar buena parte
de nuestro pasado literario, a veces se convierten en homenajes como ocurre
cuando se lee algo como lo siguiente:
«La gente cree que los piojos sólo sabemos picar y tumbarnos a la
bartola entre una y otra picadura, pero no es verdad». Esta es una de las
buenas disposiciones del protagonista de este relato, en realidad, un vulgar
insecto hemíptero. Un curioso recién nacido, precisamente en la nuca de un
maquinista, y, además, insiste, «¡Como si no tuviéramos nuestros propios
sentimientos!». Fernando Aramburu (San Sebastián, 1959) es un autor con una
sólida obra literaria hasta el momento, desde sus inicios en novela, con Fuegos
con limón o el libro de relatos, No ser no duele. En esta ocasión
explora, con magistral precisión, el mundo infantil y entrega Vida de un
piojo llamado Matías (2004), en realidad, una fábula sobre nuestra propia
existencia sin que por ello tengamos que ver ese doble sentido que el autor,
indudablemente, ha querido otorgarle a su historia.
Matías, es el nombre que el propio bichito ha tomado del
gigante en cuya cabeza ha nacido, y vive la existencia típica de un parásito.
Desde los primeros pasos hasta la última vuelta del camino, este ejemplar
personaje, de mala reputación entre los humanos pero, tal vez, algo más querido
a partir de este momento en el mundo de la fábula, irá pasando por las
distintas vicisitudes que recorre cualquier humano y, por añadidura, desde el
ámbito de un rincón de la cabeza hasta otro espacio diferente, viajando,
incluso, a través de un gorro y hasta la cabeza de un niño. Así Matías se
enfrentará a la soledad hasta que un día descubre a su hermana, a la visión del
poder y de la esclavitud cuando ambos son apresados por el rey de la caspa, y
de nuevo a la soledad y al abandono cuando huye del lugar en la gorra del
maquinista. Nuevas aventuras llevan al joven piojo hasta una estación de
tránsito para empezar, desde aquí, una vida nueva. Ahora en su existencia conocerá el amor, el
odio, la amistad y nuevos peligros, como protegerse de los dedos del niño
cuando recorren su cabeza una y otra vez o huir de una máquina infernal ante el
rapado de la cabeza donde ha pasado los últimos días y que truncará el sueño de
esa nueva vida.
Aramburu, indulgente, con sus personajillos,
lejos de atribuirles las cualidades que
pudiéramos pensar en cualquier cuento fantástico, resuelve la intención última
de su narración con maestría transportando, finalmente, a su protagonista hasta
el perro de la casa desde donde, Matías, el piojo, ha vivido para contar el
relato de su vida que ahora contempla desde esa tranquilidad que le llevará a
reencontrarse con algunas vivencias de su infancia, con apenas unas horas o
unos días, y cuando cinco semanas más tarde se ha convertido en un anciano de
su especie, y muestra la sabiduría que, como la humana, caracteriza a la
senectud.
VIDA
DE UN PIOJO LLAMADO MATÍAS
Fernando
Aramburu
Barcelona,
Tusquets, 2004
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