HUMILLADOS Y OFENDIDOS
Cuando el gran Fiódor Mijáilovich
Dostoyevski, el ruso ideológicamente quizá más unidimensional de su tiempo,
nace en Moscú el 30 de noviembre de 1821, el pensamiento y la literatura
europeas se encuentran marcados por la influencia de un romanticismo tardío,
calificado posteriormente como un teísmo antropológico, una divinización de la
voluntad hegeliana, soporte de una actitud nihilista centroeuropea que
presuponía el abandono del humanismo tradicional como corriente única iniciada
en el Renacimiento, disuelta durante la Revolución Francesa,
que produce el hundimiento de la sociedad tradicional, y tras las invasiones
napoleónicas en algunos de los países europeos más importantes. Será entonces
cuando el hombre se convierte en un misterio, en un enigma para desvelar, y
cuando el joven Dostoyevski se cree llamado a escribir porque siente que tiene
algo que comunicar al mundo: así lo expresa en sus primeras obras, en Pobres
gentes (1846), su celebrada novela social, esa extrema denuncia de la vida
en el penal de castigo, y por extensión en la Rusia de la época de sus Apuntes de la Casa Muerta (1861),
o en la crónica de Los demonios (1871), su tentativa más brillante para
denigrar los movimientos revolucionarios de los setenta, hasta ese monumento a
la especie humana, Los hermanos Karamázov (1880). Todos argumentos
ideológicos, religiosos y morales que constituyen, según el editor Ricardo San
Vicente, el meollo de su creación. La vida de Dostoyevski se convertirá en una
interminable pregunta sin respuestas y es así como su existencia pasa por cada
una de las etapas del nihilismo moderno: la destrucción de la sociedad, la
salvación por el terrorismo, la muerte absoluta y el rescate por la locura, es decir,
por la religión, experiencias que cubren cuarenta años de la vida del escritor,
desarrolladas en lo mejor de su literatura.
Dostoyevski es el heredero de esa
voluntad de narrar la realidad. Con su arte se permite construir cuanto se nos
niega en el curso de la vida: la capacidad de edificar un espacio y un tiempo
narrativo complejo que crece paralelamente a los personajes y a la voz, fundida
con la del narrador, y adquiere las dimensiones que autor, narrador y resto de
personajes quieran otorgarle. Dos acontecimientos configuraron parte de esta
actitud en el ruso, la muerte del padre, asesinado por sus propios siervos el 8
de junio de 1839, y aunque el joven escritor no sintiera un excesivo afecto por
él, sí le llevó a ensayar el parricidio intelectual, tema que tanto le
preocuparía, porque se pasó toda su vida analizando las causas de esta terrible
muerte que desembocó, con toda seguridad, en Los hermanos Karamázov; el
segundo, pese a su actitud no beligerante, y aunque jamás fuera un
revolucionario, ni pudiera serlo en realidad, como hombre de grandes
sentimientos mostró su indignación al ver que se cometían actos contra los
humillados y ofendidos, hecho que, tras los acontecimientos de la Francia revolucionaria de
1848, provocó su arresto, el 16 de noviembre de 1849, y su condena a muerte
siendo alférez de ingenieros, y le llevaría a una experiencia posterior de
cuatro años de trabajos forzados y a seis de servicio militar en Siberia, donde
conoció en estado puro la dialéctica del bien y del mal.
Galaxia Gutenberg/Círculo de Lectores
inicia, bajo la dirección de Ricardo San Vicente, el proyecto de sus Obras
Completas. Los ocho volúmenes recogerán la producción de sus dos grandes
períodos, aunque, por su importancia y trascendencia, incluye, en un volumen, Los
hermanos Karamázov, y en otro, el Diario de un escritor, serie de
artículos publicados por el autor entre 1873 y 1881, en la revista El
Ciudadano, muestra de su innegable grandeza y profundidad
psicológica respecto a la vida y a la creación literaria. Las traducciones
elegidas para la ocasión y el ensayo previo son el resultado del equipo
dirigido por Augusto Vidal, que durante la década de los sesenta vivió
sumergido en la obra dostoyevskiana, trabajó en traducciones propias, e incluyó
del resto del grupo, cuyo trabajo sigue siendo válido y se reproducen aquí:
Juan Luis Abollado,Victoriano Imbert, Lidia Kúper y José Laín.
Se inicia la edición crítica con Novelas
y relatos (1846-1849) y las trece obras que figuran en el primer volumen
configuran el primer ciclo de su producción: lo forman relatos y novelas cortas
escritas y publicadas por Dostoyevski antes de su detención y condena: Pobres
gentes, El doble, Novelas en nueve cartas, El señor Projarchin, La patrona,
Polzunkov, Corazón débil, La mujer de otro y el marido bajo la cama, El
ladrón honrado, Un árbol de navidad y una boda, Noches blancas, Nétochka
Nezvánova, y se incluye El pequeño héroe, escrito en la cárcel y
publicado en 1857. El lector descubrirá con Pobres gentes, la gran
revelación del escritor, cómo los humildes y los desheredados tienen un alma
sensible, son capaces de amar, y se rebelan contra los poderosos, o su primera
novela sobre niños, Nétochka Nezvánova, muy dickensiana, y, en
particular, El ladrón honrado, Un árbol de Navidad y una boda o Noches
blancas, esa auténtica galería de «pobres gentes» petersburguesas.
Humillados y ofendidos sus personajes acusan el ambiente de la ciudad moderna y
la encarnación de los grandes contrastes de su época, sobre todo cuando el
escritor ofrece la hiriente miseria y riqueza de sus vecindarios.
F.M.
Dostoyevski, Novelas y relatos (1846-1849). Obras Completas; vol. I.
Edición de Ricardo San Vicente; Barcelona, Galaxia Gutenberg/ Círculo de
Lectores, 2009; 1191 págs.
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