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TENGO UNA VACA LECHERA
Un libro como Los años del miedo
(2008) habría que leerlo sin el menor atisbo de rencor o de acidez en el
estómago, con una dosis suficiente de buen humor, con la perspectiva histórica
que nos ofrecen sus páginas, y dispuestos a una batería de sonrisas y
carcajadas, demostrando la paciencia y sabiduría oportunas para enmarcar el
conjunto como si de una de las más ricas muestras del anecdotario español se
tratara. Un mágico viaje por un túnel del tiempo, con parada en una difícil
postguerra, en esos años que se prolongarían hasta bien entrada la década de
los 50, como señala, Juan Eslava Galán (Arjona, Jaén, 1948), cuando, en este
país, se acabaron las restricciones eléctricas y desaparecieron las cartillas
de racionamiento. Sin olvidar su antecedente más inmediato, Una historia de
la guerra civil que no va a gustar a nadie (2005).
Una serie de personajes imaginarios que
irán apareciendo a lo largo de sus páginas, Teófilo González, Chato Puertas,
Nemesio Leñador o Casilda Ronzal Abrojo, nos permiten reconstruir la vida de
muchos de los españoles de la época, y aunque no es un libro de ficción, por la
estructura y el carácter del mismo, el lector se sumerge en su lectura,
saltando de capítulo en capítulo, titulados con la letra de los significativos
chascarrillos del folklore español, «Soy un pobre presidiario», «Falangistas,
militares, curas» «Éramos pocos y parió la abuela», «Cocidito madrileño», «Si
no sabes torear para que te metes», hasta un categórico, «Termina el hambre», y
un proverbial remate: «Franco apaga la lucecita de El Pardo y se va a dormir
satisfecho, con la conciencia tranquila. En España empieza a amanecer», que da
pie a un epílogo, donde personajes y hechos, reales y de ficción, se mezclan
para una definitiva reconciliación nacional.
En las más de 550 páginas del libro,
Eslava Galán no deja títere con cabeza y ensaya, en una magistral síntesis
tanto histórica como social, los
primeros y más cruentos años de la dictadura, desde 1939, con la entrada
triunfal de Franco, el Día de la
Victoria, en la capital de España, hasta 1952, cuando se
acaban, al menos oficialmente, el hambre de los pobres y las restricciones de
agua, de electricidad y llega, de la mano americana, el libre comercio a
nuestro país. Los años del miedo ofrece la síntesis de una larga
postguerra con abundantes datos, contrastados con notas, documentos e
inolvidables ilustraciones de época. Lo mejor de este libro es la parte humana,
la maravillosa capacidad de la gente corriente para reconstruir sus vidas,
además de ofrecer ese riquísimo acerbo de sabiduría popular con que hacer
frente a tan dura situación. Mientras, se vive en una asfixiante persecución
política, con la presión y la represión sexual de la iglesia católica, o se
respira con el estraperlo, ejemplo de la mejor tradición picaresca e influencia
social donde prima la hipocresía. Prevalece el sentimiento del miedo: en
vencidos y en vencedores, con la sombra permanente de un Estado omnipotente y
de un Caudillo represor, quizá el personaje más exiguo del relato, alguien de
quien Eslava se permite un amplio retrato con matices que oscilan entre la
admiración de un hombrecillo no dotado para la política, aunque con la
capacidad necesaria para sobrevivir durante cuarenta años a todo tipo de
adversidades: desde su famosa entrevista en Hendaya con Hitler, salir ileso en
un fallido atentado o las, siempre, esquivas explicaciones al heredero Don Juan
de Borbón, y sus aspiraciones fallidas para volver al trono.
Juan
Eslava Galán, Los años del miedo; Barcelona, Planeta, 2008; 552 págs.
Simplemente decir que en la provincia de Cáceres no hay ningún pueblo llamado Vera. La Vera es una comarca.
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