H
Humildad
“La vida es una larga lección de
humildad”.
James M.
Barrie
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TERESA DE JESÚS, 500 AÑOS
TRES VISIONES DE LA SANTA
Se puede estar más o menos de acuerdo con el elevado concepto
místico o ascético que se le otorga a la existencia terrenal, e incluso yendo
más allá, a la supraterrenal, pero debemos convenir con el filósofo Henri Bergson
cuando afirma con toda rotundidad: “Ustedes los españoles tienen en los libros
de sus místicos la más alta filosofía”; y de acuerdo o no con esta severa
afirmación, celebraremos que las innegables referencias literarias de 500 años,
como una evidente y clara experiencia minoritaria que justifica la ausencia de
signos sensibles en nuestros días, resultan innegables, y aun más sostiene el
paradigma de la figura de Teresa de Ávila, sin duda una mujer adelantada a su
tiempo, y de una actividad renovadora frenética y, no menos, de una prolífica
producción literaria allá por el siglo XVI, consciente en su búsqueda de un
lenguaje para lo inefable, y capaz de conmover y expresar esa unión de la
“Amada en el Amado transformado” que, para ambos, supusiera un precepto de
obediencia, capaz de convertir en palabra lo vivido terrenalmente.
Derecho
de las mujeres
La obra de Santa Teresa de Jesús refleja,
consecutivamente, querámoslo o no, las vivencias de un misticismo ardiente, y
en ellas se recorre como el símbolo de un Castillo
interior o Las Moradas, o la dura
actividad de vivencias cotidianas que muestra el Libro de la vida; incluso, los éxtasis o arrobamientos del Camino
de perfección o los Conceptos del amor de Dios, y aun siquiera la concreción de
los asuntos mundanos del Libro de las constituciones, que también se trasluce
en el cerrado organigrama de los nuevos conventos que irá fundando, y que está
recogido en el Libro de las fundaciones.
Su vida marcó toda una época, porque, sobrevivió en un
mundo dominado por los hombres, y defendió el derecho de las mujeres a
desarrollar su propia personalidad; con su inquebrantable voluntad y su empeño
convenció a sus mejores contemporáneos: fray Luis de León, San Juan de la Cruz, San Francisco de Borja,
fray Juan de Ávila, el padre y profesor Domingo Báñez, el inquisidor Quiroga, y
su influencia llegaría hasta el mismo Felipe II. Y a pesar de los continuados desprecios
e insultos de compañeros de la
Orden, incluso pese a estar acusada por el Santo Tribunal,
viajó por toda España con idéntico espíritu como al principio y con una renovada
ilusión por fortalecer la fe y el acercamiento al Creador-Dios-Padre-Esposo.
Vida
Teresa de Cepeda y Ahumada, nació en tierras de Ávila el
28 de marzo de 1515, de padre toledano y descendiente de judíos conversos; su
madre procedía de una familia de Olmedo, establecida en Ávila. Buena parte de
su vida quedó reflejada en el testimonio inapreciable de sus propias obras. En
1535 huyó de su casa para dirigirse al convento de la Encarnación. Vistió
el hábito al año siguiente, y en 1537 hizo su profesión. Por entonces empezó
para ella una época de angustia y enfermedad, que se prolongaría hasta 1542.
Durante estos años confiesa que aprendió a confiar ilimitadamente en Dios y a
practicar el método de oración llamado «recogimiento». Empezó entonces a ser
favorecida con visiones «imaginarias» e «intelectuales», visiones que habrían
de sucederse a lo largo de su vida y que determinaron una sucesión de crisis
para averiguar si aquello era «espíritu de Dios» o del «demonio». Su ideal de
reforma de la orden se concretó en 1562 con la fundación del convento de San
José. Se inicia entonces una nueva etapa en su vida, comparte la dedicación a
la contemplación y a la oración con una actividad extraordinaria para conseguir
el triunfo de la reforma carmelitana. Desde 1567 hasta su muerte, fundó en
Medina del Campo, Malagón, Valladolid, Toledo, Pastrana, Salamanca, Alba de
Tormes, Segovia, Beas, Sevilla, Caravaca, Villanueva de la Jara, Palencia, Soria y
Burgos. Cuando regresaba de la fundación de Burgos, hace parada en Medina del
Campo, pero es requerida en Alba de Tormes por la Duquesa de Alba. Está
enferma y agotada. Muere en brazos de Ana de San Bartolomé la noche del 4 de
Octubre al 15 de Octubre de 1582.
Muere sin haber publicado ninguna de sus obras, sin haber
logrado fundar en Madrid (a pesar de su ilusión), sin haber separado la orden
de descalzos de la de calzados y con dudas sobre si sus monasterios se podrían
mantener con el espíritu que ella infundió.
Visiones de la
Santa
Durante este año teresiano, las ediciones y reediciones de
la obra de la Santa
se sucederán, así como los actos institucionales en torno a la vida, obra y
labor de la reformadora. De momento, la editorial Lumen celebra y edita, por
partida doble a la Santa,
de un lado ofrece la magnífica edición de Libro
de la vida (2015) anotado por la profesora Elisenda Lobato, cuyas notas
ayudan a comprender y disfrutar de uno de los libros de memorias más intenso de
la literatura castellana y pone de manifiesto el tiento que puso la abulense
para andar y llegar a la fe misma. Y, al tiempo, una biografía novelada, Malas palabras (2015), de Cristina
Morales, en realidad, un fragmento en el que la santa da cuenta del momento más
importante de su vida: aquel en el que, mientras espera que prospere la
fundación de su nuevo convento, se dedica a la escritura de los textos que
compondrán El libro de la vida.
Esta novela ofrece la visión de una Teresa de Jesús madura que se aloja en el
palacio de su buena amiga Luisa de la
Cerda, en Toledo, y paralelamente, al hilo de las dos
prioridades expuestas, la joven novelista Morales imagina que la Santa redactaría unas notas
informales en las que podría de manifiesto la vida llevada hasta el momento así
como sus pensamientos más íntimos, incluido un pensamiento como ¿debo escribir
que en mi juventud fui ruin y vanidosa y que por eso ahora Dios me premia? En
el relato, se dirige a su confesor, y lo hace en primera persona, aunque es
consciente de que estas notas nunca llegarán a su poder por el contenido
comprometido de los mismas, aunque, en realidad, todo el texto se convierte en
un auténtico desahogo de la monja que construye su relato de una forma
dispersa, a medida que los recuerdos le vienen a la mente y, en buena parte,
recorre su infancia y su juventud, relata los juegos con hermanos y primos y la
visión de una mujer que evoca a su madre, fallecida tras uno de sus múltiples
partos. Morales ensaya con su novela, más que nada, un retrato más íntimo de la Santa que aparece como una
mujer obstinada, astuta, valiente y no exenta de cierta jocosidad y divertida
en ocasiones.
Jesús Sánchez
Adalid ofrece una perspectiva diferente, no menos curiosa, novela
históricamente un texto sobre la
Santa, y escribe, Y de
repente, Teresa (2015), y fabula sobre el proceso que inicio la Inquisición a la Santa cuando fue calificada
por el Santo Oficio de “iluminada” y “dejada”, hasta el punto de que sus libros
fueron requisados y ella se vio obligada a comparecer ante uno de sus
tribunales. Resulta un libro imprescindible para conocer la verdad sobre ese
oscuro episodio de la vida de Teresa de Jesús, y sobre todo descubrir sus
problemas con la
Inquisición y, especialmente, aprender sobre una época que se
sitúa durante el reinado de Felipe II y donde la Inquisición se lanzó “con
denuedo y auténtica obsesión a controlar la sociedad española”. La corona
se había impuesto la misión de frenar la Reforma, aniquilar todos los brotes protestantes
y “defender la fe, atesorar el dogma y librarlo de cualquier amenaza”, a
cualquier precio, provocando que todos sus habitantes viviesen inquietos y
ansiosos “bajo la mirada omnipresente de la Inquisición”.
Y Espido
Freire se acerca a la figura de Teresa de Jesús en Para vos nací. Un mes con Teresa
de Jesús (2015), a quien retrata como impulsiva, con accesos depresivos y
con una capacidad de resistencia superior. Se trata de un ensayo escrito con
sentido común cuando se refiere a otros aspectos menos conocidos de la vida y
obra de la Santa,
y para ello se apoya en la cercanía emocional que aporta una cierta
identificación de partida entre una mujer sensible de hace 500 años y la visión
de una escritora de hoy, y las múltiples perspectivas que ofrece, no obstante,
la obra de la Santa.
Santa Teresa de Jesús; El libro de la vida; ed., Elisenda
Lobato; Barcelona, Lumen, 2015; 520 págs.
Cristina Morales; Malas palabras; Barcelona, Lumen, 2015;
190 págs.
Jesús Sánchez Adalid; Barcelona, Ediciones B, 2015; 496
págs.
Espido
Freire; Para vos nací. Un mes con Teresa de Jesús; Barcelona,
Ariel, 2015; 326 págs.
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