Podemos
…Y es así como Salvador Monsalud, personaje protagonista,
de algunos Episodios Nacionales, del gran Pérez Galdós, exponía sus ideas en La segunda casaca, novela tercera de la
segunda serie, publicada en 1876, y aunque no haya que suscribir todos y cada
uno de estos párrafos, y/o su pensamiento, al menos nos quedamos con algunas
ideas que, como suele decirse, se repiten en la Historia, tanto en la
lejana como en la reciente.
“Yo he creído
siempre lo mismo, y mucho me temo que, aun después del triunfo, sigan
pareciéndome las cosas de mi país tan malas como antes. Esto es un conjunto
tan horrible de ignorancia, de mala fe, de corrupción, de debilidad, que recelo
esté el mal demasiado hondo para que lo puedan remediar los revolucionarios.
Entre éstos, se ve de todo; hay hombres de mucho mérito, buenas cabezas,
corazones de oro; pero, asimismo, los hay tan bullangueros que sólo buscan el
ruido y el tumulto; no faltando muchos que están llenos de buena fe, pero
carecen de luces y de sentido común. Yo he observado este conjunto en que se
revuelven sin poderse unir la grandeza de las ideas con la mezquindad de las
ambiciones; he sentido al principio cierto temor; pero, después de meditarlo,
he concluido afirmando que los males que pueda traer la revolución no serán
nunca tan grandes como los del absolutismo. Y si lo son -continuó
desdeñosamente- bien merecido lo tienen. Si esto ha de seguir llevando el
nombre de nación, es preciso que en ella se vuelva lo de abajo arriba y lo de
arriba abajo, que el sentido común ultrajado se vengue, arrastrando y despedazando
tanto ídolo ridículo, tanta necedad y barbarie erigidas en instituciones vivas;
es preciso que haya una renovación total de la patria, que nada de lo antiguo
subsista, y se hunda todo con estrépito, aplastando a los estúpidos que se
obstinan en sostener sobre sus hombros una fábrica caduca. Y esto se ha de
hacer de repente, con violencia, porque si no se hace así no se hace nunca...
Aquí se han de romper a hachazos las puertas de la tiranía para destruirlas,
porque si las abrimos con su propia llave, quedarán en pie y volverán a
cerrarse”.
Pero si es la realidad histórica de nuestros días. Sin lugar a dudas se repite tal cual.
ResponderEliminarMª Ángeles.