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miércoles, 1 de abril de 2015

NUEVAS TRAVESÍAS



Podemos




   …Y es así como Salvador Monsalud, personaje protagonista, de algunos Episodios Nacionales, del gran Pérez Galdós, exponía sus ideas en La segunda casaca, novela tercera de la segunda serie, publicada en 1876, y aunque no haya que suscribir todos y cada uno de estos párrafos, y/o su pensamiento, al menos nos quedamos con algunas ideas que, como suele decirse, se repiten en la Historia, tanto en la lejana como en la reciente.


“Yo he creído siempre lo mismo, y mucho me temo que, aun después del triunfo, sigan pareciéndome las co­sas de mi país tan malas como antes. Esto es un conjun­to tan horrible de ignorancia, de mala fe, de corrupción, de debilidad, que recelo esté el mal demasiado hondo para que lo puedan remediar los revolucionarios. Entre éstos, se ve de todo; hay hombres de mucho mérito, buenas cabezas, corazones de oro; pero, asimismo, los hay tan bullangueros que sólo buscan el ruido y el tu­multo; no faltando muchos que están llenos de buena fe, pero carecen de luces y de sentido común. Yo he ob­servado este conjunto en que se revuelven sin poderse unir la grandeza de las ideas con la mezquindad de las ambiciones; he sentido al principio cierto temor; pero, después de meditarlo, he concluido afirmando que los males que pueda traer la revolución no serán nunca tan grandes como los del absolutismo. Y si lo son -continuó desdeñosamente- bien merecido lo tienen. Si esto ha de seguir llevando el nombre de nación, es preciso que en ella se vuelva lo de abajo arriba y lo de arriba abajo, que el sentido común ultrajado se vengue, arrastrando y des­pedazando tanto ídolo ridículo, tanta necedad y barbarie erigidas en instituciones vivas; es preciso que haya una renovación total de la patria, que nada de lo antiguo subsista, y se hunda todo con estrépito, aplastando a los estúpidos que se obstinan en sostener sobre sus hombros una fábrica caduca. Y esto se ha de hacer de repente, con violencia, porque si no se hace así no se hace nunca... Aquí se han de romper a hachazos las puertas de la tira­nía para destruirlas, porque si las abrimos con su propia llave, quedarán en pie y volverán a cerrarse”.

    …Y, al menos, es como ilustra el pasado convulsivo de una España ilustrada que sacudía los cimientos del poder establecido, el absolutismo, o tal vez, debamos leer, sin paliativos, hoy un bipartidismo

1 comentario:

  1. Pero si es la realidad histórica de nuestros días. Sin lugar a dudas se repite tal cual.
    Mª Ángeles.

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