E
Espíritu
“Cuando mi espíritu se eleva, mi
cuerpo cae de rodillas”.
Georg
Ch. Lichtenberg
500 Años Santa Teresa
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Malas palabras
Las biografías
pueden convertirse en novelas, y eso le ocurre a esta curiosa propuesta, Malas palabras (2015), que viene de la
mano de Cristina Morales (Granada, 1985), joven narradora que nos había sorprendido
con La merienda de las niñas (2008),
libro de relatos, y la novela Los
combatientes (2013), que relata el proceso para crear un pequeño grupo de
teatro en la Universidad
de Granada, los ensayos para su primer montaje, más adelante la propia
representación y, al mismo tiempo, se nos desvela la historia sentimental de la
narradora.
Malas palabras es su segunda novela,
y celebra con ella el quinto aniversario del nacimiento de Santa Teresa. Ofrece
un fragmento en el que la Santa
da cuenta del momento más importante de su vida: aquel en el que, mientras
espera que prospere la fundación de su nuevo convento, se dedica a la escritura
de los textos que compondrán El libro de
la vida. Se trata de un curioso relato que muestra a una Teresa de
Jesús madura que se aloja en el palacio de su buena amiga Luisa de la Cerda, en Toledo, a quien
consuela por la pérdida de su esposo, y paralelamente, al hilo de sus dos
prioridades, la novelista Morales imagina que la Santa redacta unas notas
informales en las que pondría de manifiesto la vida llevada hasta el momento,
así como sus pensamientos más íntimos, o da respuesta a una atormentada
pregunta que se repite a sí misma, de forma insistente, ¿debo escribir que en
mi juventud fui ruin y vanidosa y que por eso ahora Dios me premia? La
narradora se dirige a su confesor, en primera persona, y también es consciente
de que aquellos papeles nunca llegarán a su poder por el contenido comprometido
de los mismos; en realidad, aquel puñado de páginas escritas se convierten en
un auténtico desahogo de la monja que construye su relato de una forma
dispersa, a medida que los recuerdos le vienen a la mente y recurre, a lo largo
de sus páginas, a momentos de su infancia y juventud, a los juegos con hermanos
y primos y la visión de una mujer que evoca a su madre, fallecida tras uno de
sus múltiples partos. La narradora granadina ensaya, más que nada, un retrato
más íntimo de la Santa
que aparece como una mujer obstinada, astuta, valiente y no exenta de cierta
jocosidad y divertida en ocasiones, aunque se siente constantemente vigilada
por un mundo de hombres, cuya autoridad eclesiástica le aconseja ser prudente
en sus actuaciones y en sus expresiones tanto personales como religiosas.
Cristina Morales
reivindica en Malas palabras a una Teresa
mujer, religiosa y escritora y sus posibles aciertos, sobre todo de haber
gozado de libertad para escribir a su antojo, al tiempo que la joven narradora
impone con su escritura ese inquieto desasosiego que inunda a la religiosa
desde un punto de vista feminista actual aunque conserva, eso sí, conceptos
históricos de la época de la Santa. Un
“Prefacio” y un “Postfacio” justifican, de alguna manera, las reflexiones de la
madura religiosa y de la narradora Morales, que deja constancia de los avatares
e historia de la Vida, un libro calificado por la propia Teresa de Jesús como “mi alma” y “mis
papeles”, y añade un original que nunca recuperó ni jamás vio publicado.
MALAS
PALABRAS
Cristina
Morales
Barcelona, Lumen,
2015; 190 págs.
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