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OTRA
HISTORIA ARGENTINA
Un país como Argentina —asegura el autor
de la presente selección y de la introducción de la misma, Eduardo Hojman—
produce más y mejores cuentistas que novelistas. Borges no escribió
novelas—insiste; los relatos de Cortázar son más memorables que sus novelas y
lo mismo habría que decir de Horacio Quiroga, Roberto Arlt, Aberlardo Castillo
o Fogwill . Hace algunos años, Juan Forn, reunía en un volumen titulado Buenos
Aires (1992), una antología de la nueva ficción argentina, con el único
propósito de paliar el desconocimiento y la ignorancia que pudiera existir en
España respecto a la literatura breve actual en un país hermano como Argentina;
los autores seleccionados entonces, bastante descocidos por cierto, han
confirmado, años después, el valor de una literatura que surgió, como apuntaba
Forn, de ámbitos urbanos, que habían recibido una educación existencialista
francesa, se inscribían en la onda beatniks o en el nacimiento del pop, la
revolución sexual y el estructuralismo; surgían así los nombres de Aberlardo
Castillo, Ricardo Piglia, Fogwill, César Aira, Alan Pauls o Rodrigo Fresán,
además del propio Juan Forn.
En Cuentos argentinos (una antología) (2004)
que, Siruela pone a disposición del lector español, se apuesta, nuevamente, por
una diversidad de nombres con una trayectoria desigual y de un desconocimiento
narrativo de este país; es decir, tan solo son conocidos y han publicado en
España autores como, Ana Basualdo, Eduardo Berti, Lázaro Covadlo y Rodrigo
Fresán. Fontanarrosa, sin embargo, es un conocidísimo autor en su país,
dibujante y humorista gráfico que colabora diariamente en medios como Clarín.
La selección, «arbitraria, basada en gustos personales y en cercanías
temporales y geográficas» responde a una visión del cuento argentino actual,
aunque muchos de estos autores ya no residen en Argentina y sus vivencias y
localizaciones geográficas se refieren a los países de adopción, bien sea
España, Alemania, Francia o algún que otro país sudamericano. No existe pues,
estructura o un planteamiento genérico que pudiera aglutinar de alguna forma
buena parte o la totalidad,
temáticamente hablando, sobre estos relatos, aunque en el trasfondo de
muchos de ellos late una Argentina viva o recuperada, como en el caso de
«Volver», cuento de Eduardo Berti, aunque, en realidad, se experimente una
extraña situación de volver al pasado o el caso, también, de «No te conozco» de
Lázaro Covadlo que inicia, en igual medida, un viaje al pasado, pero desde una
ciudad como Barcelona, donde reside. El propósito de esta selección —escribe
Hojman— es que quien lea estos cuentos sepa, o crea saber, un poco más de
Argentina que antes. Al menos diez de estos relatos están salpicados de una
extrema violencia, a veces, directa y palpable, otras veces camuflada bajo una
crónica policial, aunque, también, frente a esa actitud de violencia, surge
como sentimiento intercambiable, el amor, junto al desencanto o la
imposibilidad de ser. Relatos violentos que uno no debe perderse, «Quería
taparla con algo» de Jorge Accame, «Matar a un perro», de Samanta Schweblin y
acerca del amor escriben, Liliana Heker y su cuento «Contestador» y María
Fernanda Cano y «La partida definitiva».
Fontanarrosa y Aguirre además de ser los
escritores más cosmopolitas, comparten la característica común de saber captar
el lenguaje coloquial y recrearlo en sus relatos, empleando términos de difícil
comprensión para los hispanohablantes de otros países; quizá por esto, el
compilador acompaña en este libro un glosario esclarecedor. Hojman habla, al
final de su introducción, de puerta de entrada a una literatura que como el
propio país se tilda de caótica, densa, rica, cuestionable, brillante.
Aceptemos este último término para definir la propuesta de estos Cuentos
argentinos.
CUENTOS
ARGENTINOS
(Una
antología)
Selección
y prólogo de
Eduardo
Hojman
Madrid,
Siruela, 2004
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