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¿QUÉ LE PASA A ESTE MUNDO?
¿Qué le pasa a nuestro mundo? ¿Por qué lo
hemos convertido en un infierno? ¿Qué nos ocurre a nosotros en realidad?, se
pregunta Enrique Murillo (Barcelona, 1944) en su segunda novela Qué nos pasa
(2002), una historia, en apariencia, muy sencilla pero que encierra no pocas
claves de nuestra actitud y de la visión que tenemos ante nuestra propia
existencia y, por añadidura, lo que nos queda de nuestros recuerdos. El motivo
inicial del relato se encuentra en una infancia pasada entre cromos y libros de
aventuras que llevarán al protagonista de esta novela, Arturo, a realizar un viaje,
muchos años después, a la mítica ciudad de Atenas, concretamente, para ver las
emblemáticas ruinas del Partenón y de la Acrópolis. Con
estos datos se trata, evidentemente, de una historia trivial que se parece
mucho a esa metáfora o búsqueda de una identidad de muchos personajes de
recientes novelas y que incluye un relato psicológico al uso.
En realidad, la vida mediocre de este
personaje ha transcurrido en la verdulería familiar, pero en la actualidad es
un hombre divorciado, de mediana edad que ha conseguido un premio de la lotería
que lo sacará de su rutina durante, al menos, unos días. Más que nada se trata
de un retrato robot de uno de los muchos personajes que pueblan nuestras
ciudades, que se sienten torturados por los sucesivos fracasos que han ido
alimentando sus vidas: la rutina, el matrimonio roto, problemas de relaciones
personales, amores fortuitos y poco gratificantes y, además, su único deseo
vehemente esperado durante años de poder viajar se ve frustrado una vez en la
ciudad de Atenas, donde una vez instalado se resiste a salir de su hotel,
incorporarse al grupo expedicionario e incluso fracasa en una aventuresca
relación con una de las mujeres que ha conocido, Adela. La novela se transforma
así en una mezcla de desdoblamiento porque, en ocasiones, no llegamos a
entender la actitud del personaje. Quizá porque lo que se cuenta sobre él es
tan nimio que faltan datos de su pasado que dejen entrever su presente. Tal
vez, lo que nos propone Murillo con su fábula sea ese problema, el que se percibe
en una sociedad de masas, al drama que conlleva en sus últimas circunstancias
y, por consiguiente, a la anulación del individuo como tal. Nunca hasta el
momento el ser humano ha logrado estar tan sólo y ha experimentando la
sensación de no ser nadie pero sueña y experimenta que vive en una realidad que
no le corresponde. Lo cierto es que, momentáneamente, los sueños y las mentiras
se convierten en esa especie de válvula de escape en la que nos aferramos para
hacer más soportable nuestra vida cotidiana.
Enrique Murillo es autor de una colección
de relatos, El secreto del arte (1984), mezcla de conflicto de
identificaciones y ambigüedades y de la novela El centro del mundo
(1988), esta vez indagación sobre la vida y la muerte, posee una seguridad narrativa
sorprendente, realiza un visible juego entre lo evidente y lo oculto, sus
textos provocan una intensa mirada de desolación que le lleva a una reflexiva
visión de su propia realidad y la de sus propios personajes, creados bajo un
histriónico humor que muestra lo más sórdido que puede desentrañar la vida
misma.
QUÉ
NOS PASA
Enrique
Murillo
Barcelona,
Destino, 2002
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