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EL MUNDO NARRATIVO BREVE DE ONETTI
Cuando en 1994 aparecieron los Cuentos
completos de Juan Carlos Onetti Montevideo, Uruguay 1909-Madrid, 1994), el
escritor español Antonio
Muñoz Molina subrayaba que «los lectores del cuentista
uruguayo habíamos aprendido que algunos sueños pueden convertirse en verdad:
cada uno de sus relatos, por ejemplo, es un sueño realizado». Del escritor
uruguayo se ha llegado a afirmar que su prosa alcanza una maestría indiscutible
en la plasmación objetiva de profundas vivencias subjetivas; sus personajes
habitan en un mundo cerrado, empeñados en vano en huir de su realidad
convencional para terminar más aislados en otro mundo creado por sus propios
sueños.
La producción cuentística de Onetti data
de 1933 cuando publica «Avenida de Mayo-Diagonal Norte-Avenida de Mayo».
Precisamente con este cuento se inicia la colección Tan triste como ella y
otros cuentos (2002) que nos devuelve la memoria narrativa breve de tan
singular escritor, y se cierra con «El perro tendrá su día», publicado en 1976,
aunque después de esta fecha hay constatados unos doce cuentos más, publicados
tanto en América como en España. Ya en estos primeros textos se acumulaban
gestos y acciones sin demasiado sentido, incluidas situaciones violentas, junto
a una atmósfera de incoherencias que desembocaban en auténticas pesadillas. En
sus cuentos, no abundantes en el conjunto de su producción, como señala el
crítico Joaquín Marco en el prólogo-estudio a esta edición, se han percibido
desde siempre planteamientos novelescos simplificados en los cuales se potencia
esa intensificación del dramatismo que en las novelas no es tan visible. Como
en el resto de su obra, por sus cuentos desfilan antihéroes, seres humanos
insatisfechos, condenados al fracaso; quizá por eso, el autor ha indagado con
empeño en el sentido de la existencia humana explorando todo aquello que
concierne al misterio de sus vidas.
En Onetti, efectivamente, el mundo
narrativo se cierra y constituye una estructura orgánica y, como tal, permanece
suficiente en sí misma, relacionada y coherente en cada una de sus partes—añade
el crítico Marco. Por poner un ejemplo, Rodríguez Monegal señalaba cómo Santa
María, el espacio inventado por el escritor, es la ciudad mezcla de Buenos
Aires y Montevideo. «Santa María la fabriqué como compensación por mi nostalgia
de Montevideo», llegó a escribir el propio Onetti. Sólo así, este espacio
creado, se convierte en un modelo personal de ciudad. «Leyendo a
Onetti—afirmaba Muñoz Molina—uno va sin darse cuenta convirtiéndose en uno
cualquiera de sus personajes. A través de sus textos conoceremos la dulzura triste,
el desengaño ilusionado, la desesperación tranquila, la compasión cruel, los
placeres de la mentira y las potestades furiosas de la verdad». Otro de los
recursos que determinan el conjunto de sus cuentos es el tiempo, el narrador se
permite cualquier libertad con él. El autor domina cualquiera de los efectos
temporales y es capaz de pasar de un pasado a un pretérito pluscuamperfecto.
Nada en el mundo de Onetti traiciona la esencialidad de sus historias y la
justificación nos la proporciona el propio autor «nadie, nadie puede saber cómo
ni por qué empezó esta historia— y aún añade algo mucho más esencial—el
narrador sólo está autorizado a intentar cálculos en el tiempo, puede reiterar
los nombres de sus personajes, rogar explicaciones, incluso se le está
permitido fracasar», pero precisamente en esos fracasos se encuentra la mejor
voz narrativa de Juan Carlos Onetti.
TAN
TRISTE COMO ELLA Y OTROS CUENTOS
Juan
Carlos Onetti
Barcelona,
Lumen, 2002
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