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miércoles, 28 de diciembre de 2016

José María Eça de Queirós



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LOS IMAGINARIOS DE EÇA DE QUEIRÓS

        
       La Regeneração portuguesa nació con el golpe de Estado de 1851 y contra el sistema cabralista que había dejado todo el poder económico en manos de monopolios estatales y de una oligarquía financiera. Un peculiar sistema de gobierno, alternativamente conservadores y progresistas, nunca facilitó un clima cultural acertado y, quizá por esto, la novela o el relato portugués carecía, hasta bien entrado el siglo XIX, de una tradición medianamente fuerte o lo que hoy pudiéramos llamar una novela moderna que, solamente, se había vislumbrado en el estilo más puro del Romanticismo y a imitación de autores como Goldsmith y Sterne. El ejemplo de Camilo Castelo Branco (1825-1890)  fue considerado como el mejor de ese buen quehacer en el Posromaticismo, y lo mismo ocurre con autores como Júlio Dinis, Júlio César Machado o Rodrigo Paganino. La conciencia necesaria para la instauración de un grupo surge con la denominada «Generación del 70», que tanta gloria daría al país con nombres como Antero de Quental y Teófilo Braga, pero será, sobre todo, José María Eça de Queirós (1845-1900), quien mejor resuma los ideales éticos y estéticos de toda la generación que él, por otra parte, abanderó. Educado en el ambiente de una familia de la burguesía alta portuguesa, ingresó en la Universidad de Coimbra donde conocería a Quental y Braga, ingresó en la carrera diplomática y fue representante de su país en Cuba e Inglaterra, donde escribió buena parte de su obra, entre otras, El primo Basilio o Los Maya; posteriormente fue trasladado a París, donde los contactos con nuevas formas narrativas dieron cabida a temas fantásticos en su obra pero sin abandonar su intención y su perspectiva crítica. Fruto de esa nueva capacidad suya para convertir sus textos en «imaginarios» cosechó una gran capacidad para el relato que escribió a la lo largo de su vida, género que, no obstante quedó eclipsado por obras tan importantes como El crimen del Padre Amaro (1875), El Mandarín (1880) o La correspondencia de Fadrique Mendes (1990).
    Se reúnen, por primera vez, los Cuentos completos de  Eça de Queirós, un género que el autor portugués había ensayado desde su juventud, cuando en 1874 había aparecido «Excentricidades de una chica rubia»; poco antes había publicado «La muerte de Jesús» cuyo escenario y marco para su ambientación se lo habían proporcionado un viaje por Palestina y Egipto cuando fuera a cubrir para el Diário de Noticias la inauguración del Canal de Suez. Carlos Reis, autor del prólogo a esta edición, señala lo significativo de la vida literaria del que más tarde sería el más grande autor de la literatura portuguesa de todos los tiempos, porque precisamente se iniciaba, literariamente hablando, en el cuento y en sus abundantes colaboraciones en prensa. «De admirables por su equilibrio y por la precisión narrativa» califica Reis estos relatos que remiten a muchas de sus novelas posteriores. «José Matías», por señalar un ejemplo, recuerda a ese otro personaje, Fradique Mendes, cuya vivencia amorosa eleva el tono hasta un planteamiento idealizado y platónico del amor; o en «La catástrofe» se mira al tema obsesivo de la invasión de Portugal. Cuando se leen y estudian estos relatos, se percibe, entre otras muchas cosas, una absoluta depuración técnica en la narrativa breve del escritor portugués; y aún más, según Reis, la estética de sus cuentos constituye una demostración de aquello se mostraba en el conjunto de su obra como una irrefrenable vocación narrativa. Sus cuentos se encuentran salpicados en una gran diversidad de textos, no sólo de ficción sino en crónicas de prensa, cartas y numerosos documentos encontrados que demuestran ese singular talante artístico que le ha dado fama universal.    








CUENTOS COMPLETOS
José María Eça de Queirós
Madrid, Siruela, 2004

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