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LOS
IMAGINARIOS DE EÇA DE QUEIRÓS
La Regeneração portuguesa nació con el golpe
de Estado de 1851 y contra el sistema cabralista que había dejado todo el poder
económico en manos de monopolios estatales y de una oligarquía financiera. Un
peculiar sistema de gobierno, alternativamente conservadores y progresistas,
nunca facilitó un clima cultural acertado y, quizá por esto, la novela o el
relato portugués carecía, hasta bien entrado el siglo XIX, de una tradición
medianamente fuerte o lo que hoy pudiéramos llamar una novela moderna que,
solamente, se había vislumbrado en el estilo más puro del Romanticismo y a imitación
de autores como Goldsmith y Sterne. El ejemplo de Camilo Castelo Branco
(1825-1890) fue considerado como el
mejor de ese buen quehacer en el Posromaticismo, y lo mismo ocurre con autores
como Júlio Dinis, Júlio César Machado o Rodrigo Paganino. La conciencia
necesaria para la instauración de un grupo surge con la denominada «Generación
del 70», que tanta gloria daría al país con nombres como Antero de Quental y
Teófilo Braga, pero será, sobre todo, José María Eça de Queirós (1845-1900),
quien mejor resuma los ideales éticos y estéticos de toda la generación que él,
por otra parte, abanderó. Educado en el ambiente de una familia de la burguesía
alta portuguesa, ingresó en la
Universidad de Coimbra donde conocería a Quental y Braga,
ingresó en la carrera diplomática y fue representante de su país en Cuba e
Inglaterra, donde escribió buena parte de su obra, entre otras, El primo
Basilio o Los Maya; posteriormente fue trasladado a París, donde los
contactos con nuevas formas narrativas dieron cabida a temas fantásticos en su
obra pero sin abandonar su intención y su perspectiva crítica. Fruto de esa
nueva capacidad suya para convertir sus textos en «imaginarios» cosechó una
gran capacidad para el relato que escribió a la lo largo de su vida, género
que, no obstante quedó eclipsado por obras tan importantes como El crimen
del Padre Amaro (1875), El Mandarín (1880) o La correspondencia
de Fadrique Mendes (1990).
Se reúnen, por primera vez, los Cuentos
completos de Eça de Queirós, un
género que el autor portugués había ensayado desde su juventud, cuando en 1874
había aparecido «Excentricidades de una chica rubia»; poco antes había
publicado «La muerte de Jesús» cuyo escenario y marco para su ambientación se
lo habían proporcionado un viaje por Palestina y Egipto cuando fuera a cubrir
para el Diário de Noticias la inauguración del Canal de Suez. Carlos
Reis, autor del prólogo a esta edición, señala lo significativo de la vida
literaria del que más tarde sería el más grande autor de la literatura
portuguesa de todos los tiempos, porque precisamente se iniciaba,
literariamente hablando, en el cuento y en sus abundantes colaboraciones en
prensa. «De admirables por su equilibrio y por la precisión narrativa» califica
Reis estos relatos que remiten a muchas de sus novelas posteriores. «José
Matías», por señalar un ejemplo, recuerda a ese otro personaje, Fradique
Mendes, cuya vivencia amorosa eleva el tono hasta un planteamiento idealizado y
platónico del amor; o en «La catástrofe» se mira al tema obsesivo de la invasión
de Portugal. Cuando se leen y estudian estos relatos, se percibe, entre otras
muchas cosas, una absoluta depuración técnica en la narrativa breve del
escritor portugués; y aún más, según Reis, la estética de sus cuentos
constituye una demostración de aquello se mostraba en el conjunto de su obra
como una irrefrenable vocación narrativa. Sus cuentos se encuentran salpicados
en una gran diversidad de textos, no sólo de ficción sino en crónicas de
prensa, cartas y numerosos documentos encontrados que demuestran ese singular
talante artístico que le ha dado fama universal.
CUENTOS
COMPLETOS
José
María Eça de Queirós
Madrid,
Siruela, 2004
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