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TAXIDERMIA
El
cuento ha gozado desde siempre de una libertad absoluta, ofrece en su
experimentación fórmulas variadas, resulta tan versátil que ha sido capaz de
abrir nuevos caminos narrativos, siempre y cuando se le otorgue un valor
extraordinario a la intensidad, y sea capaz de asumir características que, en
su capacidad subordinante, se muestren con un sentido pleno. Sin lugar a dudas,
tiene la capacidad así de introducir algunos de los mayores hallazgos en la
narrativa breve, con una variedad técnica y estilística dignas de lo mejor que
se escribe en la ficción contemporánea. El cuento, como asegura Piglia, es un
experimento con la noción de límite y, como sostiene Neuman, en un relato, un
minuto puede ser eterno y la eternidad caber en un minuto. También, compartimos
la opinión de Henry James que consideraba que este tipo de textos debían ser
una impresión directa de la vida, y no una mera copia. En ocasiones, el relato
se vale del efecto sorpresa, y de otros muchos elementos que nos alejan de una
realidad concreta. La amplia variedad de fórmulas y registros en las
colecciones que publican no pocas editoriales independientes en la actualidad,
ejemplifica, de alguna manera, el buen momento de la nueva narrativa breve en
nuestro país: los autores, aquellos que vienen escribiendo desde décadas,
observan cómo sus pequeños textos se abren camino en el difícil mercado
competitivo con la novela y los best sellers, con perdón. Páginas
de Espuma, Lengua de Trapo, Cuadernos del Vigía, Acantilado, Menoscuarto,
Ediciones del Viento, Traspiés, y ahora, también, en Córdoba, Ediciones
Depapel, y sobre todo, El Páramo, son algunas de las editoriales que apuestan
con colecciones creadas recientemente.
Francisco Antonio Carrasco
(Belalcázar, Córdoba, 1958) es un periodista cultural y autor de cuentos, con
varias colecciones publicadas hasta el momento, El silencio insoportable del
viajero y otros silencios (1999), La maldición de Madame Bovary
(2007) y, recientemente, Taxidermia (20011), una nueva y más ambiciosa
entrega que reúne veintiún relatos en los que se ofrecen todos los posibles
recursos que, en abstracto, se conciben en la escritura breve, a saber:
versatilidad, ritmo e intensidad, extensión medida, perspectiva y quiebro final
tan sugerido como imprevisto. Taxidermia se caracteriza, en su conjunto,
y en una primera impresión lectora, por su oralidad: muchos de sus cuentos
deben ser leídos en voz alta, resultan aparentemente sencillos en lo formal,
medidos en su estética, de prosa ajustada, con calificativos calculados que
recrean una visión surrealista de una cruda realidad, con excelentes dosis de
humor y, aun más, un magnífico sentido de la ironía que puede desembocar en una
carcajada. Carrasco ha graduado los temas expuestos en sus relatos, y para ello
divide el libro en tres secciones o apartados, el primero con diez cuentos de
una variada extensión, algunos de los más breves con un calculado final que
arranca desde una perspectiva lejana, o las relaciones humanas: la nostalgia
del joven Javier en busca de su madre, la música que separa a unos amigos de
toda la vida, la añoranza de otros tiempos de un padre y de su primer amor, la
irreverencia de Sísifo, y uno de los más logrados, que titula el volumen,
«Taxidermia», ejemplo de ese lado oscuro, tenebroso, vehemente y esperanzador
que nos procura la realidad de la muerte, y un desconocido futuro después; en
realidad, en estos primeros relatos, Carrasco muestra esa mirada inequívoca de
unos extrañamientos que sacuden, de alguna manera, las banalidades
existenciales de una vida concreta. En el segundo bloque, con otros diez
relatos, de mayor extensión, predomina el noble sentimiento del amor, y este en
sus más variadas acepciones: adúltero, paternal, deseado y sexual, incluso
destructivo, crónica vívida de unas relaciones humanas donde siempre cabe la
posibilidad de la sorpresa, aunque por qué no el sarcasmo como aspecto
lúdico-jocoso, o rivalidades masculinas y femeninas; se deconstruyen tópicos,
como la vida misma, incluido el apunte sobre el mundo gay, un presunto
matrimonio de pueblo, y el posterior qué dirán, con esa crueldad social típica
como trasfondo, y otra visión no menos actualizada, iconoclasta e hiriente con
un programa de tele-basura y las posteriores relaciones familiares. Pero, sin
duda, el relato «Sucesos» marca un nivel muy por encima del conjunto, porque
combina vocación, vida familiar, el fracaso personal, y finalmente, ese proceso
para la recuperación de la autoestima. «El gran maltratador» cierra el volumen
y sirve, además, como tercera parte o sección final. Deudor del mejor Stevenson,
con ese doble juego del bien y del mal que tanto difunden los medios de
comunicación, cuando en una escalada de terror muchos se creen ser José Aranda,
el protagonista del relato. La crueldad, sin duda, parece apuntarnos Francisco
A. Carrasco, se encuentra explicita en nuestras calles y plazas, y se convierte
en la noticia periodística diaria de una vida cotidiana.
Las ilustraciones de Damián Flores,
cuidadas, complementan un volumen que presume de estar bien editado y forma
parte de una colección, «Relatacuentos» que promete, si sigue en esta línea,
nuevas sorpresas al mejor lector.
TAXIDERMIA
Francisco
A. Carrasco
Córdoba,
El Páramo, 2011; 193 págs.
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