VIDAS
Y MUERTE DE LUIS MARTÍN SANTOS
El
lamentable accidente que acabó con la carrera literaria de Luis Martín Santos
(1924-1964) y la abundante bibliografía que durante estos casi cincuenta años
se ha publicado en torno a Tiempo de silencio (1962), ha oscurecido de
alguna manera la vida y la personalidad del escritor-psiquiatra que ya entonces
gozaba de una insólita reputación como médico, militante antifranquista e
intelectual comprometido y que ahora, de alguna manera, se completa con la
extraordinaria biografía Vidas y muertes de Luis Martín Santos, de José
Lázaro, profesor de Humanidades Médicas en la Universidad Autónoma
de Madrid. La obra ha recibido el prestigioso XXI Premio Comillas de Biografía,
e indaga y profundiza, de una manera pormenorizada, en la vida privada y
pública del escritor, cotejando documentos y testimonios, destacando las
múltiples facetas de la personalidad del autor de Tiempo de destrucción (1975).
Tiempo y memoria se funden en esta obra para ofrecer una diversidad de miradas
en la compleja e interesante vida y obra de Luis Martín Santos.
Lo primero que nos llama la atención del
presente libro, además de ser una extraordinaria biografía, en un país donde no
existe tradición para el género, es el propio título puesto que en un escritor
podemos vislumbrar una multiplicidad de vidas, aunque ignoramos si puede haber
otras tantas de una misma muerte, aunque en el caso de Martín Santos, su
desaparición coincide con un accidente de tráfico con el que, entonces, no se
dejaron de conjeturar hipótesis como las de un suicidio o un crimen,
posibilidades que ahora se despejan en Vidas y muertes de Luis Martín
Santos, episodio que José Lázaro documenta sobradamente. La vida del
escritor no podría discurrir por mejores senderos: estaba casado felizmente,
tenía tres hijos, era un notable psiquiatra y director del Sanatorio de San
Sebastián, había publicado con mucho éxito Tiempo de silencio y estaba
acabando su segunda novela, Tiempo de destrucción, en realidad, por el
propio título, una sombría mueca del destino porque nunca llegaría a verla
publicada. Sin embargo, en marzo de 1963 moría su esposa en extrañas
circunstancias, y unos meses más tarde, en enero de 1964 él mismo. El índice del libro ofrece una pormenorizada
visión del escritor, reconstruyendo su muerte: viaje, accidente, entierro, para
seguir con aspectos significativos: el hombre y las peculiaridades en torno a
esa figura paterna, una infancia aislada, los estudios universitarios, ciertas
peculiaridades vascas o, desde un punto más humanista, la realidad literaria
del momento. El buen trabajo realizado por Lázaro se sustenta en los
testimonios de las personas que conocieron al escritor muy de cerca,
compartieron su vida privada y profesional, el relato de sus hijos, de su
hermano, algunos amigos íntimos y colegas en el ámbito profesional y literario.
Conocemos de primera mano, su vinculación socialista, con las detenciones, los
interrogatorios y posterior ingreso en la cárcel, la memoria de la guerra civil
y, finalmente, cierto desencanto político. Otra faceta interesante es la del
«escritor» y en cierto modo, entrecomillo la palabra, porque quizá es una de
las facetas que habría que destacar después del sobresaliente tratamiento de su
novela, Tiempo de silencio, en una época, además, en la que España
resurgía tras una dura postguerra y literariamente había que reconstruirlo
todo, a lo que él contribuyó notoriamente. Cuando apareció su novela, autores
de la talla de Juan Goytisolo, Mario Vargas Llosa, Jaime Gil de Biedma, el
propio Carlos Barral y Carmen Martín Gaite, defendieron sus valores, aunque
también hubo voces disidentes; en los apéndices se publica la primera reseña
que José Luis Torres
Murillo escribió sobre la novela, así como notas de prensa sobre la muerte,
textos psiquiátricos inéditos y una correspondencia editorial sobre su obra;
los nombres de Benedetti y Castilla del Pino, sobresalen en este apartado.
Cuando
uno termina de leer los capítulos y los apartados de algunos silencios notables
en la biografía de Martín Santos, la imagen completa del escritor resulta de lo
más nítido, un hombre de una personalidad tan arrolladora como sorprendente, de
una inusitada vitalidad y actividad social, muy analítico por su profesión y
por su vocación literaria; la imagen real que proyecta la presente biografía es
la de un líder nato de frustada proyección por su temprana desaparición. En cuanto a la técnica
utilizada por el autor, se refiere a los personajes que va convocando en
tercera persona, lo que hace del texto una lectura seudonarrativa que para nada
favorece, en algunos aspectos, su lectura. Hay una necesidad de establecer unos
claros criterios entre la oralidad de las transcripciones grabadas, las
entrevistas reproducidas, y lo que realmente aporta el autor con su propia
prosa, deslindando claramente los procedimientos de cada uno de ellos. Es un
simple detalle de estilo y nada más. Sin embargo, el resultado de Vidas y
muertes de Luis Martín Santos, convierte al libro en un espléndido acercamiento
a la vida de este singular hombre, permite conocer al curioso aspectos
biográficos desconocidos, de un autor de culto, referencia hoy inexcusable de
la narrativa española de la segunda mitad del siglo XX.
VIDAS
Y MUERTE DE LUIS MARTÍN SANTOS
José
Lázaro
Tusquets,
Barcelona, 2009; 449 págs.
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