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CELA, EL HOMBRE QUE QUISO GANAR
Camilo
José Cela sigue siendo, un año y medio después de su desaparición, ese hombre
que, tras resistir tantos años, consiguió el galardón literario más importante
del mundo, el Nobel. Acaba de aparecer un nuevo libro sobre el más polémico de
los escritores españoles de la segunda mitad del siglo XX. Quizá éste sea uno
de esos textos necesarios tras el fallecimiento del escritor ocurrido en la
mañana del 17 de enero de 2002, y esclarecedor, al mismo tiempo, tras la
aparición de Cela, mi padre (edición ampliada) (2002), de Camilo José
Cela Conde, Desmontando a Cela (2002), de Tomás García Yebra, Cela,
el hombre que vi llorar (2002), de Gaspar Sánchez Salas o Cela: un
cadáver exquisito (2002), de Francisco Umbral. Porque, entre otras cosas, Cela,
el hombre que quiso ganar (2003), pese a no ser, visiblemente, el estudio o
biografía que se merece el gallego universal, tras sesenta años dedicados al
arte de la escritura, con sus aciertos o desvaríos, sino que más bien resulta
una mesa revuelta que comprende parte de sus memorias, entendimientos
y voluntades. Algo que, su autor Ian Gibson, ha sabido combinar de forma
pormenorizada, para ofrecer el retrato sesgado, con sus exabruptos, sus
jactancias y salidas de tono, de buena parte de su vida literaria y de los
últimos años más públicos del escritor que, en buena medida, encantaban a unos
y escandalizaban a otros, pero que a nadie dejaban indiferentes. Gibson es un
riguroso estudioso de nuestra literatura como lo avalan sus monumentales
biografías sobre García Lorca o Dalí y, en su prólogo, deja bien claro que
algún día alguien deberá afrontar el reto de escribir la biografía definitiva
del escritor gallego, puesto que su libro bien puede entenderse tanto como
parte de esa biografía inacabada como un pequeño estudio parcial de buena parte
de su obra, con algunos otros asuntos de la vida del Nobel sobre todo, sobre
todos los referidos a sus polémicos últimos años, incluido el sonado divorcio y
la anulación eclesiástica del matrimonio con Charo Conde, su compañera de los
últimos cuarenta años, su unión con la joven periodista Marina Castaño y, sobre
todo, el asunto del plagio de, La cruz de San Andrés, su sonado Premio
Planeta de 1994.
¿Qué
nos importa realmente de Camilo José Cela como lectores? Fundamentalmente que
es el autor de tres novelas esenciales en la literatura española del siglo XX, La
familia de Pascual Duarte (1942), La colmena (1951) y San Camilo,
1936 (1969), tres excelentes propuestas narrativas que Gibson aborda, con
cuidado, en el análisis del conjunto de sus principales obras. A ellas dedica
tres amplios capítulos de un total de doce y ofrece un repaso somero, pero
acertado, de algunas de las connotaciones de estas novelas, incluidas notas
importantes que servirán al curioso lector para situarse en la narrativa
celiana. Para su estudio, el autor recaba, expresamente, información en la obra
del gallego, así como el libro escrito por su hijo Camilo José Cela Conde,
además de diversas fuentes periodísticas para subrayar que la veracidad de
muchos juicios pertenecen más al arte de la conjetura, como era habitual en la
vida de Cela. Por ejemplo, cuando repasa su pasado ideológico y de compromiso,
éste no sale bien parado y muestra como, en la juventud de un incipiente
escritor, Cela se mostró ansioso colaborador con el nuevo régimen. Da cuenta de
numerosos asuntos de su vida más pública que nunca ponen de manifiesto, una vez
más, la polémica visión que lectores, simpatizantes o detractores tenían del
octogenario en esos difíciles últimos años. Los capítulos que ocupan su
relación con Marina y su vida nueva, así como la vertiginosa rapidez con que
quiso zanjar algunas cuestiones de su producción, sus últimas novelas, las
cuestiones en torno a la
Fundación, las sociedades fundadas para gobernar sus
intereses económicos, sus bravuconadas y su expresa soberbia y petulancia hacia
el premio Cervantes, despreciado una y
otra vez por él públicamente o el asunto del plagio motivo de la querella, que
Gibson trata con una exquisita crudeza y desvela, además, cierta sospecha de
culpabilidad. Datos que sirven, después de leer este libro, para que Cela y su
obra sean actualizados con el rigor que se merece el autor de La familia de
Pascual Duarte, el libro más traducido de la historia de la narrativa
española, pero sobre todo, para no dejar de plantear ciertas preguntas o
cuestiones relativas a la obra y la vida de tan polémico personaje.
CELA, EL HOMBRE QUE QUISO GANAR
Ian
Gibson
Madrid,
Aguilar, 2003
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