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martes, 15 de diciembre de 2015

Cristina Cerrada



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NOCTÁMBULOS



     Cristina Cerrada (Madrid, 1970) es una atrevida joven aun desconocida en los ambientes literarios, y eso es algo que, indudablemente, hoy no debería significar nada salvo una garantizada posibilidad para poder publicar, pero si se trata de una colección de cuentos, la pirueta es doble, por añadidura. Quizá por eso sorprende más que una narradora novel consiga alejarse de clichés o tópicos que incorporan digresión, elementos ensayísticos o perspectivas de un narrador omnisciente y, sobre todo, ese esgrimido concepto una literatura feminista, muy al uso, para entregarnos Noctámbulos (2003), su primer libro. Es una excelente colección de relatos que viene avalada por un premio como el Casa de América en su cuarta edición.
        La narradora madrileña ambienta sus historias en un espacio urbano, incluye esos conflictos que apenas interesan a nadie y en los que la violencia está latente, alienta cierta alevosía o cautela para no herir sensibilidades aunque las acciones que relata resultan tan contundes como la vida de sus personajes. Los perfiles de ese devenir que envuelve la atmósfera de los antihéroes de estos relatos recuerdan, irremisiblemente, a un desvergonzado John Fante, a un enigmático J.D. Salinger o a un exquisito Raymond Carver, puesto que la decadencia en la que se mueven prostitutas, criminales, amantes despechados o alcohólicos, forman parte de la realidad próxima de algunas de nuestras ciudades. Para ellos, envueltos en una decadente soledad, tan solo existe una remota posibilidad de que la salida sea lo suficientemente válida para que nunca dejen de soñar porque de lo contrario despertarán a ese monstruo que es la realidad y la violencia.  Una penumbra cubre sus vidas, se sienten urbanitas en esa metáfora de la lucha por la vida. Solo así entendemos la crudeza de un cuento como «Neumonía» o «Cuchilladas», dos relaciones que se rompen aunque, aparentemente, nada ocurre. Noctámbulos, como el relato que da nombre al libro, y que en un sostenido acento proclama el derrumbe de ser humano con una economía de medios, sustentada, sobre todo, por el diálogo de dos camareras que ven la vida a través de una barra de bar. Existe, en estos relatos, una brillante indagación en ese concepto cotidiano de que todo cambia, termina o se destruye, ocurren accidentes porque sin dolor no habría felicidad y, por consiguiente, siempre queda la esperanza.







NOCTÁMBULOS
Cristina Cerrada
IV Premio Casa de América de Narrativa
Lengua de Trapo, Madrid, 2003

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