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Una obra cumbre de la
fantasía, según Dostoievski
Ediciones Nevsky edita una
nueva traducción ilustrada de La reina de picas, de A. Pushkin.
El escritor Alexander Pushkin se
convirtió en el autor clásico de la literatura rusa del romanticismo con una
obra breve pero de una fuerza e intensidad asombrosas: La reina de picas, escrita durante 1833, y publicada en la revista
literaria Biblioteka dlya chteniya,
en 1834. A
pesar de ser un relato bastante breve, La
reina de picas, es la obra que mejor desarrolla el tema de la avaricia. Tan
monumental es su ejecución, tan precisa y metódica su composición, que incluso
en 1890 Tchaikovsky la adaptaría como una no menos curiosa la ópera.
Una
nueva traducción
La
novela comienza cuando Hermann, un oficial del ejército ruso, contempla una
partida de cartas sin animarse a participar. Al enterarse de que una anciana
condesa conoce el secreto para ganar tres partidas de cartas seguidas y obtener
una gran cantidad de dinero, cambia de idea y busca a la mujer con el objetivo
de que le revele el secreto antes de morir. Sin embargo, los acontecimientos no
ocurren tal y como Hermann pensaba y las cosas se complican cuando otros personajes
entran en juego.
La Reina de Picas resulta por su planteamiento y brevedad una novela
muy entretenida, porque en tan solo ochenta páginas nos cuenta una original
historia bien construida y ambientada en la Rusia del siglo XIX. Temas como el amor, la
avaricia, la amistad, la crueldad, el poder, la justicia y la moralidad aparecen
en partes iguales como tema principal de esta novela. Un relato corto bien
estructurado y caracterizado, con partes muy diferenciadas, en la que se
muestra la maestría de Alexander Pushkin como contador de historias y como
escritor que plasma la realidad social de la Rusia de aquella época. De forma sencilla y sin
demasiadas florituras, nos conduce fácilmente a aquellos paisajes y nos
traslada a una compleja historia con moraleja y sorpresa final.
Pushkin,
se convertiría con esta novela, en el modernizador de la lengua rusa, y como
señalábamos en el máximo exponente del romanticismo en este idioma. Y, como
buen romántico, no podía dejar de tener en su haber una historia fantástica.
Una, para los cánones de la época bastante buena donde fantasmas, o la obsesión
y la locura avisan sobre los peligros de la avaricia, aunque una vez leída
logra convertirse en una pequeña obra maestra entretenida y de bella factura
literaria.
La
edición de Nevsky, con una ejemplar traducción de Marta Sánchez-Nieves,
profesora de lengua rusa, y especialista en algunos de los clásicos y
referentes de la mejor literatura universal, Turguénev, Dostoievski, Gógol, Tolstói,
Starobinets, o Bábel entre otros, es dueña de
los recursos necesarios para establecer una ajustada prosa de tan significativa
lengua eslava.
El
volumen incluye, además, una hermosa colección de ilustraciones de Sandra
Rilova (Burgos, 1988), una curiosa artista que ha dedicado su vocación a libros
infantiles y juveniles.
Biografía
Alexander
Pushkin, figura eminente de toda la literatura rusa y creador de su mejor
lenguaje literario, fue uno de los duelistas más empedernidos de su época: el
duelo con d'Anthès, que le costó la vida, fue el 21 desafío en el que se vio
envuelto. El poeta arrojó el guante quince veces y en seis ocasiones recibió
“la invitación”. Once de estos duelos no tuvieron lugar porque los amigos de
Pushkin lograron pacificar a las partes involucradas.
Nació
el 6 de junio de 1799 en Moscú. Su padre pertenecía a la nobleza rusa y su
madre era bisnieta de Abram Gannibal. Sus familiares testimonian que ya de niño
solía mostrar un carácter bastante difícil: era muy inteligente y aficionado a
la lectura pero no estudiaba mucho, se sentaba solo en algún rincón abandonado
o iniciaba juegos “salvajes” con otros niños.
Pasó
su adolescencia en el liceo imperial de Tsárskoye Seló, una localidad cercana a
San Petersburgo, antigua residencia de la familia imperial rusa. En la
primavera de 1820, tuvo que dar explicaciones a las autoridades de San
Petersburgo por el contenido de unos versos políticos, un hecho que no
correspondía al cargo de funcionario estatal que ocupaba. Fue enviado a seguir
con sus tareas para la administración pública al sur del país, en una especie
de destierro “suave”. En su viaje al sur, Pushkin se enfermó y para curar su
pulmonía, sus amigos lo llevaron al Cáucaso y a la península de Crimea, donde
pasó una parte del verano y el otoño. Allí siguió trabajando en su poema El cautivo del Cáucaso que lo convirtió en el poeta más famoso del país y le
granjeó el título de “Lord Byron ruso”. Allí nació la semilla de otro poema, La fuente de Bajchi Sarái, y de su obra
más famosa, la novela en verso Eugenio
Oneguin.
En
1823 cambió de nuevo de lugar de residencia y pasó a trabajar en Odesa, renunció
a seguir con los servicios para el Estado, y comprendió que su verdadera
vocación era la literatura. Durante este período creó unas cien obras, entre
ellas el drama popular Borís Godunov,
el poema burlón El conde Nulin, el
poema Los gitanos, y uno de sus versos
más famosos, “El Profeta”. Además, siguió trabajando en la novela Eugenio Oneguin.
En
1830, el poeta de treinta y un años de edad, consigue la mano de la famosa y
bella moscovita Natalia Goncharova, de tan solo dieciocho. Antes de la boda, en
otoño de 1830, Pushkin fue a Bóldino, la hacienda de su padre, para tomar
posesión de una de las aldeas que le había regalado con motivo de su futuro
matrimonio. Permaneció tres meses debido a la cuarentena promovida en todo el
país a causa de una epidemia de cólera. El “otoño de Bóldino” resultó ser el
mayor evento de toda la literatura rusa. Formó definitivamente la lengua
literaria propia rusa y las tradiciones de versificación, cuyas características
principales son: elementos del habla popular viva, precisión y brevedad de
presentación de la idea. Compuso una “imitación” en verso de cuentos de hadas
populares, El cuento sobre el pope y su
bracero Baldá, y la serie de obras en prosa Los relatos de Belkin, que provocaron una revolución en la
literatura rusa: presentaban imágenes de gente ordinaria e insignificante, con
historias dramáticas y cotidianas, algo que era incomprensible en una época de
protagonistas románticos y heroicos que suscitaría muchas críticas.
Desde
los inicios de la década de 1830, Pushkin empezó a dedicarse más a la prosa que
a la poesía. En 1831 recibió el encargo del zar de escribir la historia del
emperador Pedro I, y obtuvo un permiso especial para trabajar en los archivos.
En otoño de 1833 Pushkin vuelve a Bóldino, y a pesar de que el segundo “otoño
de Bóldino” fue más breve que el primero, la cosecha literaria es de la misma
importancia. Crea el poema El jinete de
bronce, cuyo protagonista es otra vez una “persona superflua”, la noción y
el término que formarán esa parte imprescindible de toda la época posterior de
la literatura rusa y escribe nuevos cuentos populares en verso: El pescador y el pececillo y La princesa muerta y los siete guerreros. Empezó a trabajar
en las novelas, La reina de naipes y La historia de Pugachov, y en una de sus
más conocidas, La hija del capitán, una historia de amor pero que tiene como
trasfondo la rebelión campesina.
En
noviembre de 1836 surgió la tensión entre Alexandr Pushkin y Georges-Charles de
Heeckeren d'Anthès, un aristócrata francés. El 27 de enero de 1837 tuvo lugar
el duelo que acabó con la vida del poeta.
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