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VECINOS
Siempre resulta gratificante
descubrir una ópera prima que muestra tener tanto talento en el difícil
arte del relato corto, aunque la presente colección de cuentos Vecinos
(2000) se abra con una nouvelle, de cierta extensión, que muy bien podría no
encajar en esa definición que caracteriza a un puñado de páginas y más bien
habría que decantarse por la clasificación de novela corta, en su sentido
estricto, que formaría un único volumen. Pero habrá que pensar que Carlos
Peramo (Barcelona, 1967) haya querido incluir cinco cuentos más, de una
extensión variada, pero de una coherencia estructural, para conformar su primer
libro como una apuesta mayor.
Nada sabemos de este autor que
por la ficha que acompaña a la fotografía de solapa, ha desempeñado varios
empleos y trabajos y que recientemente ha ejercido de profesor de Técnicas de
Novela y Cuento en el Aula de Letras de Barcelona. Es este un detalle que no
escapa a una atenta lectura puesto que la estructura narrativa de estos cuentos
está lograda casi milimétricamente hablando.
Tanto Vecinos, el cuento
extenso que le proporciona al autor el título del volumen, como el resto de las
cinco historias recrean un mundo homogéneo, una atmósfera común que otorga a
las historias la categoría de excelentes exposiciones narrativas, con una
información dosificada, un detallismo extremo, un ambiente claustrofóbico que
recrea espacios interiores, fundamentalmente, cierto suspense en la ejecución
de las historias y un final apenas vislumbrado. Todas estas características son
las muestras inequívocas de un autor que es capaz de ofrecerse, a priori, a sus
lectores, ofreciéndoles ese minimalismo cotidiano del que participamos todos y
cada uno de nosotros hasta llegar a la obviedad misma que nos impone la rutina.
Esta colección de relatos, también hay que decirlo, resultan tan sorprendentes
como crueles, violentos en alguna medida y ciertamente obsesivos, una
característica que en caso de este autor se convierte en una actitud porque
hacia la mitad del primer cuento, en una de las tantas conversaciones que
sostienen estos vecinos, el fotógrafo afirma, que «no se alcanza nada
sin obsesión». Quizá por este motivo y no otro, los caracteres que infunde el
autor a sus personajes pertenecen a ese mundo obsesivo donde la necesidad de
defenderse para ellos es la justificación de su existencia misma, quizá,
también por ello, psicológicamente hablando, duden o se sientan engañados, sean
arrogantes o tengan unos celos que desembocan en la ridiculez. La repetición de
símbolos o esquemas narrativos no empobrecen el desarrollo de cada una de estas
historias, caso de los animales y sus dueños, más bien muestran la contundencia
de un devenir urbano, salpicado de peligrosas actitudes humanas.
Si nadie puede elegir a sus
vecinos y éstos, a la larga, aparecen en nuestras vidas como perturbadores
molestos del diario trasiego, quienes, de verdad, sientan esta actitud en sus
carnes, les aconsejo ojear esta colección de cuentos con la secreta convicción
de que al final su conciencia condicionada se sentirá aliviada porque nadie en
toda su comunidad puede resultar un monstruo tan obsesivo como algunos de los
que aquí nos describe, tan magistralmente, este singular escritor que es Carlos
Peramo.
VECINOS
Carlos
Peramo
DVD,
Barcelona, 2000
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