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Antonio Muñoz
Molina
ÉXODO
El éxodo o la huida a que se ven
obligados los personajes de ficción y los personajes reales es el tema de la última
obra de Antonio Muñoz
Molina (Úbeda, Jaén, 1956), titulada, precisamente, Sefarad (2001). Toda
una galería de mujeres y de hombres, seres excluidos durante buena parte de su
vida, se convierten en víctimas de ese gran y estremecedor proyecto destructivo
que fueron las persecuciones tanto ideológicas como políticas de la primera
mitad del siglo XX, sobre todo los movimientos en torno al fascismo y al
totalitarismo, movimientos surgidos tanto al amparo de las derechas como de las
izquierdas, en una evidente proyección histórica de lo que supuso en Europa y,
en particular, en nuestro país, la intolerancia, sobre todo la de los siglos
XIV y XV con la expulsión de los judíos por parte de los Reyes Católicos. Así
lo proclama, en uno de los capítulos, el judío húngaro Isaac Salama al evocar
el éxodo de su familia, expulsados de la antigua capital del reino, la bella
Toledo, de cuya casa conservaban, generación tras generación, aún la llave de
su puerta.
Este nuevo libro de Muñoz Molina, cuyos
límites estructurales alcanzan los de la novela, la memoria y el ensayo,
trasciende estos conceptos en su cohesión, puesto que ante semejante relato se
exigía un ensayo literario entre la realidad y la ficción. Sus capítulos se van
sucediendo alternativamente, con esa medida suficiente como para ofrecer tanta
heterogeneidad y, además, tan ejemplar y tan bien planteada que en ningún
momento nos aleja de las situaciones narradas a lo largo del voluminoso libro.
Sobresale, desde la primera página, el tono fraternal que el escritor ha
vertido en su texto, la denuncia explicita de las atrocidades ensayadas por el
hombre a lo largo del pasado siglo. Historia y Literatura se confunden, vida y
horror se asocian para contar la memoria de Sefarad, la de los perseguidos de la Europa del horror. Sefarad
es, también, la memoria protagonizada por muchas personas reales que han dejado
su testimonio escrito y que Muñoz Molina cita al final de su libro. Los esposos
Neuman, Eugenia Ginzsburg, Willi Münzeberg, Babette Gross, Milena Jesenska y,
también, Kafka, Benjamin, Trostky, Michel del Castillo, Kostler, Levi, junto a
una variada galería de personajes de ficción que complementan y testifican con
sus relatos esa experiencia del horror, desde el pasado histórico al presente
cotidiano con sus miserias como las que viven en algunas de las historias
inventadas por el escritor: droga, marginación, nostalgia, miedo, angustia,
inmigración, para retratar al zapatero Mateo, María del Gólgota, Adriana
Seligman, niños de la guerra, militares de la División Azul,
desertores del Este, viudas de guerra y huérfanos, un funcionario provinciano,
aislado en el mundo de la literatura y el cine, todos creyéndose ser
extranjeros, desterrados, fugitivos que viven bajo una apariencia de
normalidad.
Sefarad se convierte en una novela
de novelas, en un total de diecisiete relatos concebidos como autónomos porque
cuentan cada uno de ellos una historia diferenciada aunque interrelacionados
por un discurso común, la epopeya de los perseguidos.
SEFARAD
Antonio Muñoz
Molina
Madrid,
Alfaguara, 2001
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