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martes, 29 de noviembre de 2016

Antonio Muñoz Molina



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Antonio Muñoz Molina

ÉXODO
              
       El éxodo o la huida a que se ven obligados los personajes de ficción y los personajes reales es el tema de la última obra de Antonio Muñoz Molina (Úbeda, Jaén, 1956), titulada, precisamente, Sefarad (2001). Toda una galería de mujeres y de hombres, seres excluidos durante buena parte de su vida, se convierten en víctimas de ese gran y estremecedor proyecto destructivo que fueron las persecuciones tanto ideológicas como políticas de la primera mitad del siglo XX, sobre todo los movimientos en torno al fascismo y al totalitarismo, movimientos surgidos tanto al amparo de las derechas como de las izquierdas, en una evidente proyección histórica de lo que supuso en Europa y, en particular, en nuestro país, la intolerancia, sobre todo la de los siglos XIV y XV con la expulsión de los judíos por parte de los Reyes Católicos. Así lo proclama, en uno de los capítulos, el judío húngaro Isaac Salama al evocar el éxodo de su familia, expulsados de la antigua capital del reino, la bella Toledo, de cuya casa conservaban, generación tras generación, aún la llave de su puerta.
       Este nuevo libro de Muñoz Molina, cuyos límites estructurales alcanzan los de la novela, la memoria y el ensayo, trasciende estos conceptos en su cohesión, puesto que ante semejante relato se exigía un ensayo literario entre la realidad y la ficción. Sus capítulos se van sucediendo alternativamente, con esa medida suficiente como para ofrecer tanta heterogeneidad y, además, tan ejemplar y tan bien planteada que en ningún momento nos aleja de las situaciones narradas a lo largo del voluminoso libro. Sobresale, desde la primera página, el tono fraternal que el escritor ha vertido en su texto, la denuncia explicita de las atrocidades ensayadas por el hombre a lo largo del pasado siglo. Historia y Literatura se confunden, vida y horror se asocian para contar la memoria de Sefarad, la de los perseguidos de la Europa del horror. Sefarad es, también, la memoria protagonizada por muchas personas reales que han dejado su testimonio escrito y que Muñoz Molina cita al final de su libro. Los esposos Neuman, Eugenia Ginzsburg, Willi Münzeberg, Babette Gross, Milena Jesenska y, también, Kafka, Benjamin, Trostky, Michel del Castillo, Kostler, Levi, junto a una variada galería de personajes de ficción que complementan y testifican con sus relatos esa experiencia del horror, desde el pasado histórico al presente cotidiano con sus miserias como las que viven en algunas de las historias inventadas por el escritor: droga, marginación, nostalgia, miedo, angustia, inmigración, para retratar al zapatero Mateo, María del Gólgota, Adriana Seligman, niños de la guerra, militares de la División Azul, desertores del Este, viudas de guerra y huérfanos, un funcionario provinciano, aislado en el mundo de la literatura y el cine, todos creyéndose ser extranjeros, desterrados, fugitivos que viven bajo una apariencia de normalidad.
       Sefarad se convierte en una novela de novelas, en un total de diecisiete relatos concebidos como autónomos porque cuentan cada uno de ellos una historia diferenciada aunque interrelacionados por un discurso común, la epopeya de los perseguidos.







SEFARAD
Antonio Muñoz Molina
Madrid, Alfaguara, 2001

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