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UNA MIRADA ALREDEDOR
Antonio
Pereira justifica el presente volumen, Cuentos del medio siglo (1999),
treinta años más tarde escribiendo un pequeño prólogo a la edición que Espasa
Bolsillo ha puesto, recientemente, en las librerías, y advierte, entre otras cosas, sobre la
inocencia del narrador de entonces y en la pérdida que éste ha sufrido con las
malas compañías y con el paso del tiempo, además del conocimiento adquirido
sobre diversas teorías literarias. Pero mucho me temo que este singular
cuentista no haya perdido del todo esa inocencia al poner de limpio los
dieciséis cuentos que contenían Una ventana a la carretera (1967) y
añadir, además, otros cuatro escritos por la misma época, es decir, los años 50
y 60. Este preámbulo para asegurar que su validez sigue vigente,
precisamente a través en esa visión que
nos ofrece de un mundo bien repartido entre la epopeya y la anécdota. La
literatura de Pereira surge del cotidiano vivir de unos personajes que cuentan
unas experiencias concretas y se convierten en una estampa costumbrista muy al
uso de la narrativa española de los últimos cincuenta años, una técnica que,
con cierto denuedo, sigue teniendo la misma actualidad y la misma fuerza de
siempre.
Los
cuentos de Pereira se pueblan de miradas alrededor que transmiten las
situaciones y las descripciones de más hondura de la narrativa breve
castellana, porque el humor y la ironía que contienen muchos de estos relatos,
deja paso a planteamientos mayores y en ningún momento el lector deberá averiguar
el por qué o la razón de la existencia de estos personajes que se ven seducidos
por los imperativos de la vida, y las suyas son las aspiraciones y las
sorpresas de gentes sencillas, experiencias y obsesiones que desembocan en, Cuentos
del medio siglo (1999), en tenues insinuaciones eróticas como los casos de
Desiderio y Rosinda, en el cuento titulado, «Una ventana a la carretera» o el
célibe «Rabanillos» o ese delegado de ventas que en «Santa Bárbara, cuando
truena» se siente tentado por la joven maestra que lleva en su coche. Todos
casos de un erotismo sugerido que formará parte del mundo de otros cuentos en
posteriores colecciones del leonés.
La
prosa, precisa, de Antonio Pereira se transmuta, como otra de sus
características a señalar, en una propuesta
de sencillez sublime, en tanto que, se consigue percibir la realidad de
unas vidas a través de una tendencia realista como la que practicaron los
principales autores de la postguerra española, aunque lejos de esas actitudes
patéticas de un humorismo convencional,
porque en el caso de Pereira hay que hablar más de un cariñoso trato de
vecindad con sus personajes para tratar algunos otros temas predilectos del
escritor, el mundo del comercio, casos de algunos de los cuentos que conforman
el total de este volumen, «La tienda de Paco Santín», o «Tío Candela». Todo
ello para constatar que el cuento, en realidad, es el resultado de inventar una
buena historia y saber contarla con más o menos gracia, con mayor intensidad o
con una sutil brevedad. El cuento—según este autor—se convierte en un efecto
que surge de un buen golpe de mano, pero es un intento que fracasa si lo
narrado lleva un exceso de impedimenta. Y en realidad, antes y ahora es un
permanente desafío que transforma en inconformista y crítico al escritor.
CUENTOS DEL MEDIO SIGLO
Autor: Antonio Pereira
Edita: Espasa-Calpe, 1999
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