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TRILOGÍA
DEL DOLOR
Javier Reverte (Madrid, 1944) reparte su
pasión viajera con la literatura o quizá la pasión de su curiosidad con la
narración de sus aventuras. Quizá haya que ver en su prosa el deseo de que su
ficción se concrete en la mirada atenta de una realidad comprometida. Este
trotamundos moderno ha conseguido el éxito, del público, con sus últimos libros
de viajes, El sueño de África (1996), Vagabundo en África (1998)
y El corazón de Ulises (1999), aunque anteriormente había ensayado el
género narrativo en novelas como El penúltimo día (1981), Sinfonía
bárbara (1983), Lord Paco (1985), Campos de fresa para siempre
(1987), La dama del abismo (1988) y recientemente, Todos los sueños
del mundo (1999). Las tres novelas que ahora se reeditan bajo un sólo
título común Trilogía de Centroamérica (2000) habían aparecido, por
separado, en distintas épocas de su vida y cuando el autor pretendía abrirse
camino como una novelista documental. Los relatos en cuestión, de variada
suerte entonces, son Los dioses bajo la lluvia (1986), crónica de la Nicaragua sandinista; El
aroma del copal (1988), la
Guatemala del genocidio indio; y El hombre de la guerra
(1994), situada en una Honduras de incertidumbre. Datos de veracidad
manifiesta, descripciones casi de cartógrafo, con una excelente ambientación,
una profusa documentación histórica que, pese al paso del tiempo, sigue siendo
útil y, sobre todo, una excelente ficción completan la visión que el joven
reportero quiere transmitir a sus lectores, dotando a estas historias de
situaciones y de personajes que ofrezcan el sentido trascendente de una crónica
pero con pleno sentido literario. Hay, efectivamente, algo de crónica, como
señala Reverte en el prólogo escrito para esta edición, y también algo de
viaje, pero se auxilió de la ficción para dar mayor vigor y hondura a lo
relatado. Estas historias se convierten en un paradigma para expresar una idea
y sobre todo una intención
En realidad, los tres textos de Reverte,
dueño absoluto ya de un método de conocimiento para cuanto ve y acerca de lo
que escribe, son relatos autónomos que el lector bien puede leer en función de
su interés por una u otra causa. Aunque, en realidad, por los tres se extiende
la crónica de la soledad del alma humana, de sus miserias, incluida el hambre y
la guerra, el dolor y la muerte. Están contadas en tercera persona, con
abundantes diálogos que favorecen una reposada lectura, mientras el narrador,
desocupado de la tarea de la descripción psicológica de sus personajes, se
recrea en el paisaje, el ambiente, la atmósfera, para demostrar su admiración o
devoción por una causa y para señalar que el infierno, definitivamente, se encuentra
en la tierra. Unos relatos que siguen tan vigentes como hace unos años. Estas
historias nos devuelven una manera de sentir, de advertir una forma de vida
diferente, propio de esas imágenes que nos asaltan cada día en las noticias de
las tres y de las nueve, y también es otra forma de equiparar el alma humana,
como de una abnegación absoluta, cuando los códigos sociales y morales están
hoy en plena decadencia. Quizá por todo esto las historias de Reverte terminen
mal, porque desde hace ya algún tiempo, estos seres, han renunciado a la
felicidad y en los pueblos en los que habitan las tiranías niegan todo tipo de
oportunidad.
TRILOGÍA
DE CENTROAMÉRICA
Javier
Reverte
Plaza
& Janés, Barcelona, 2000
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