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FRENTE AL ESPEJO
Lorenzo
Silva explica las circunstancias diversas por las que su libro, El urinario
(1999), aparece algún tiempo después de su gestación, concretamente cinco años,
cuando ya es el autor de una variedad de títulos y ha conseguido algunos
premios importantes. El protagonista, cuyas iniciales corresponden a J.L.R,
representa a ese tipo de hombres que, de alguna manera, se sienten estafados
por lo vertiginoso de una vida que les lleva a la negación más rotunda, aunque
como los personajes de sus novelas, La flaqueza del bolchevique (1997) o
El ángel oculto (1999), pretenden resistir, aunque no siempre logran su
propósito. Leído hoy El urinario se muestra como un esbozo de lo que
será la posterior escritura de Silva, alejada ya del lastre autobiográfico
evidente que esgrime la presente novelita, ampliándose hacia planteamientos
muchos más novelescos, como ocurre en sus últimas entregas, El lejano país
de los estanques (1998) o El alquimista impaciente (Premio Nadal,
2000).
Con
respecto al contenido, el desarrollo de la historia se centra en la vida de un
ejecutivo, un asesor financiero, de cierto éxito profesional que lejos de haber
conseguido la felicidad, su estado le
lleva a considerar su corta vida como una sucesión de desasosiegos, renuncias y
pérdidas y, finalmente, al abandono en última instancia. Todo esta sucesiva
calificación psicológica lleva al lector hasta un personaje contradictorio e
insatisfecho hasta en su última voluntad. Y en realidad, como tal, el relato se
muestra como la confesión escrita de alguien que ha muerto a consecuencia de un
atropello en el Paseo de la
Castellana madrileña. Un suicida a quien se le han encontrado
unos papeles dirigidos, hipotéticamente, a un juez y divididos en dos partes,
una de ella escrita durante una breve estancia en Bonn, donde pasará las
últimas horas de su vida antes de volver a España, y una segunda fechada en
Madrid, unos días más tarde. La primera parte es mucho más extensa y ofrece una
definitoria visión de este joven ejecutivo que anota en diversos papeles
sueltos sus impresiones, a modo de diario o confesión, durante su participación
en un curso dirigido a un grupo de asesores bancarios de diversas
nacionalidades y, muestra el intento vano de establecer relaciones con algunos
de sus compañeros, quienes terminan por ser seres tan aislados como él mismo.
Podemos entrever, entre estas páginas, su desafortunada visión del amor en el
personaje de Natalia, la joven novia, que no termina de ser la persona
esperada, y además, relata su relación con algunas de las mujeres que se han
cruzado en su estancia alemana: Véronique, Ulrike, la mujer desconocida de la Kreuzkirche o
finalmente la camarera italiana. El resto queda a esa especie de visión de un
mundo hastiado que a algunos casos puede llevar a una muerte voluntaria, pero
sobre todo, El urinario, pese a su brevedad, consigue tener el innegable
valor testimonial de una época, la de hace un lustro que propugnaba la ausencia
de los sentidos en el mundo del nihilismo yuppie.
EL URINARIO
Lorenzo Silva
Pre-textos, Valencia, 1999
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