La
caricatura es, junto con el dibujo realista, la modalidad de imagen
periodística más antigua que se conoce. La definición aristotélica dice que
"representa a los hombres peores de lo que son" (Quirós Corradi, en
Torres, 1982: presentación).
El
vocablo deriva de "caricare" que significa cargar, acentuar o
exagerar los rasgos (Gubern, 1987: 215) y, según algunos autores, fue acuñado
por Aníbal Caracci hacia finales del siglo XVI. Con el término, caracci
designaba a los trabajos que él y otros artistas hacían entonces en Bolonia
(Torres, 1982: 18).
Un
siglo más tarde, la caricatura se definía como un método de hacer retratos que
tenía como propósito lograr el máximo parecido del conjunto de una fisonomía,
"pero cambiando todos los elementos componentes" (Gombrich, 1987:
99).
Pero
mucho antes de estos primeros intentos por definir esta forma expresiva ya
habían sido empleadas imágenes con rasgos de caricatura. Por ejemplo, se ha
dicho que en la antigüedad se llegaron a utilizar representaciones gráficas
caricaturescas en pinturas, dibujos y esculturas.
Podríamos
remontar el curso del tiempo hasta los papiros egipcios, las ánforas griegas o
los frescos de Pompeya, y recordar algunas gárgolas, estatuas o autorrelieves
de iglesias y catedrales medioevales... (Pérez Vila, 1979: 5).
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