Luz
de cinematógrafo
Hijas de Eva
Manuel Talens
Tusquets. Barcelona, 1997.
Hijas de Eva
Manuel Talens
Tusquets. Barcelona, 1997.
Es la
novela, Hijas de Eva (1997), la más asombrosa pretensión por narrar que
podemos encontrar entre las últimas novedades; es, también, un auténtico
rosario de historias que se organizan en torno a una narración principal, y en
la cual un coro de voces dan pie a unos relatos que nos llevan de un episodio a
otro y de éste, a su vez, a otros nuevamente hasta conformar la idea final de
este singular escritor, Manuel Talens (Granada, 1948), cuya presencia literaria
en el poema narrativo, ha sido tan medida como encomiable (antes ha publicado
la novela La parábola de Carmen la
Reina (1992) y el libro de relatos, Venganzas
(1994); en esta nueva novela, su construcción le lleva a realizar un somero
repaso a toda una estructura narrativa anterior, algo que nos recuerda a los
mejores momentos de Baroja, a la más irónica y surrealista voz de Valle, al
sobrio y medido Mendoza, o al desaforado contador de historias que es hoy García
Márquez, literariamente hablando; y todo ello reforzado con la mejor visión
cinematográfica que podamos recordar del aragonés universal Buñuel. Semejante
alarde de técnicas para contar una historia cargada de anotaciones históricas,
para mostrar la filosofía de unos personajes que se mueven entre la ética de
una moral decadente y el anticlericalismo de principios de siglo, además de
rememorar, una y otra vez, los difíciles años de la Restauración.
Fausta
Camarasa y Rosilda Ballester, las protagonistas de este río-narrativo, son dos
primas hermanas cuyo destino y vocación, aún sin conocerse previamente, les
hará coincidir en el asilo de huérfanas, Santa Isabel, de Valencia; allí
intimarán las dos jóvenes, aunque sus primeros deseos de encomienda se verán
frustrados por la actitud pecaminosa, manifiesta, de algunos miembros de la
comunidad de la que sólo salvarán a Sor Gracia, la monja portera, no menos
enigmática y descreída, pero conocedora de todos esos turbios asuntos que
ensombrecen el lugar santo. De aquí se escaparán las dos jóvenes una mañana de
junio de 1917 para emprender la oscura incertidumbre de la libertad. Un camino
que les llevará a las más diversas aventuras y desventuras por una Valencia
rural poblada de personajes inverosímiles, como dos pillos, Gaudencio y
Trinitario, sacados de las mejores historias de la picaresca, el asombroso
Teodoro Antuña, hombre de negocios e introductor del cinematógrafo o la figura
de ese anarquista, cuyo idealismo y filosofía peculiares contrastará con el sórdido
ambiente en el que se mueven las dos muchachas, hasta que emprenden su vuelta a
Valencia y su definitivo y sorprendente encuentro con Gumersindo Postigo, el
famoso cantante de ópera, quien las recogerá, cuando éste se dispone a volver a
su Granada querida.
Los
personajes de Talens viven su historia de una forma frenética, tanto los
primeros recuerdos que se van evocando, como las aventuras que se van
sucediendo, sucesos que corren parejos al hilo de un paisaje que rememora un
pasado verosímil y tremendista para contar la vida de estas dos muchachas, en
un relato que el lector no dejará de leer en ningún momento y que tampoco
olvidará tan fácilmente.
Es,
obviamente, el granadino un exquisito conocedor de los espacios donde ambienta
sus historias, y que se concretan hasta el momento en la Alpujarra granadina y el
pueblo imaginario de Artefa, la
Granada de pre y postguerra, en algunos de sus mejores
relatos, o la Valencia
decimonónica de esta novela, "Hijas de Eva", hilvanada con esa
técnica de romance de ciego que le lleva a hacer deambular a sus personajes por
algunos de los pueblos limítrofes de la capital levantina y mostrar la realidad
violenta, caciquil, miserable y analfabeta, a través de la sabia técnica del collage y la reproducción, documentada,
de algunas páginas de periódico, fotografía de algunos de sus principales
personajes y portadas, de los libros que ilustran algunas lecturas.
Sensibilidad y paisaje se
logran con la reconstrucción pormenorizada de un haz de las historias que irán
contando, tanto los protagonistas como algunos otros personajes, y que no están
exentas de un tremendismo atroz que reproduce, a decir de las crónicas y de la
literatura, perfectamente, el mundo rural valenciano.
Diario Málaga-Costa del Sol,
domingo 5 de octubre, 1997
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