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EL
CURRÍCULUM DE
AURORA ORTIZ
Nada
puede resultar más interesante que realizar una mirada sobre las cosas, sobre
aquellas que provienen de la sencillez o de la inocencia y que forman parte,
inexorablemente, de nuestra vida. Esta es la actitud del personaje creado por
Almudena Solana (Tui, Pontevedra, 1963), en su primera novela, El currículum
de Aurora Ortiz (2002), porque a través de ella consigue, entre otras
cosas, escribir una fábula moral en pleno siglo XXI, además de dotar a su
escritura con esa intensidad poética que se le suponen a las buenas obras.
El personaje de Aurora Ortiz se mueve
holgadamente entre la sociedad de su tiempo, instándonos, desde la
personificación de un currículum propio, a comprender que las cosas no son tan
complicadas como parecen. Viuda joven, de sólo treinta años, aspira a regir la
modesta portería de un inmueble tranquilo, de esos que tienen caseta de
portería y una silla detrás del mostrador. Y poco más. La banalidad con que
siempre actúa la protagonista refleja esa otra forma de mirar el mundo;
aceptando las cosas como vienen, en ese obligado paso con que transcurren los
acontecimientos, para así sostener que no hace falta que ocurra nada singular o
que vivamos situaciones extraordinarias para llenar nuestra existencia. Al hilo
de las cartas, en forma de currículum, que Aurora se empeña en escribir, y la
extraña relación que llega a mantener con la «Agencia de Trabajo Temporal», a
donde las envía, surgen de la misma negación, la relación de anécdotas de su
propia vida, de su insignificante pasado, de su estancia en un pueblo cercano a
la población de Lonxo, en la provincia de Ourense, de sus años de Bachiller, y
del modesto empleo en una peluquería y el posterior encuentro con Roberto, su
marido en el futuro, cuyo recuerdo a lo largo del relato resuena de lo más
poético.
Aurora Ortiz, uno de los personajes más
nihilistas con que nos hemos encontrado en nuestras últimas lecturas, sostiene
con su relato que sólo intenta buscar su camino a través de un pasado que le
supo a poco y tal vez, por eso, nos sorprenda con citas de Flaubert, nos
recuerde sus lecturas clásicas, de latín y de griego, como si ésta fuera, para
ella y para nosotros, y ninguna otra, esa necesidad que nos devuelve a la
intensidad y a la sencillez de esos otros tiempos mejores.
EL
CURRÍCULUM DE
AURORA
ORTIZ
Almudena
Solana
Madrid,
Punto de Lectura, 2002
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