CULPABLE
La dictadura
franquista nunca reconoció su implicación en el asesinato de García Lorca, y
hoy unos documentos esgrimen las razones de ese triste final. En 1965, Marcelle
Auclair, investigadora francesa, sondeó la posibilidad de obtener la
documentación posible sobre Lorca en manos de la dictadura; pretendía escribir una
biografía sobre el poeta. El diplomático Fernando María Castiella eleva, el 25
de junio del mismo año, la petición al entonces Ministro de la Gobernación Camilo
Alonso Vega, “No creo que debamos dejar de contestar al ruego que la referida
escritora francesa ha elevado a nuestro Embajador en París”, y añade: “Expuse
también el asunto a nuestro compañero el Ministro de Información y Turismo.
Fraga opina que, en efecto, parece sumamente conveniente el revisar la cuestión
y averiguar si podemos o no abrir nuestros archivos”.
La Jefatura Superior
de Policía de Granada (3ª Brigada Regional de Investigación Social) bajo el
asunto “Antecedentes del Poeta Federico García Lorca”, redactaría un informe,
detallando los pasos desde su detención hasta su posterior fusilamiento. En el
documento, el poeta fue tildado de “prácticas homosexuales, socialista y masón”,
sacado del Gobierno Civil y conducido en un coche al término de Víznar, y en
las inmediaciones del lugar conocido como Fuente Grande, pasado por las armas
después de haber confesado, según se tiene entendido, y enterrado en aquel
paraje, muy a flor de tierra, en un barranco situado a unos dos kilómetros a la
derecha de dicha Fuente Grande, en un lugar que se hace muy difícil de
localizar. Pese a algunas inexactitudes históricas, se asegura que Lorca fue “pasado
por las armas junto a una sola persona de cuya filiación no se informa”.
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