V
Virtud
“Con la virtud por guía, con la
fortuna como compañera”.
Cicerón
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LAS LETRAS ENTORNADAS
Fernando Aramburu (San Sebastián, 1959) ha
recurrido, desde el inicio mismo de sus primeras entregas, a recuerdos y
experiencias personales y, en otras muchas ocasiones, a sus lecturas para componer
parte de su obra narrativa. En esta entrega se aleja de la ficción, es decir,
no novela parte de su biografía sino que sustenta su propuesta con buena parte
de recomendaciones y devociones literarias, ensambla un conjunto de textos que,
obviamente, ha ido publicando en ocasiones previas y que, una vez reunidos,
conforman el curioso título de Las letras
entornadas (2015), y aun más, para otorgarle la coherencia necesaria, inventa
al hilo una relación ficticia entre un “supuesto” Viejo y él mismo. El primero enseguida
llama la atención del segundo, invitándolo a degustar jueves a jueves, una o
dos botellas de una selección de vinos selectos de una bodega, alrededor de unas
ciento cincuenta, porque se verá obligado a abandonar su casa durante algún
tiempo. Entre ambos se establece una compatible relación: el ejercicio de la
inteligencia y el disfrute de aquellas maravillas líquidas, caldos con nombre
propio, y semana tras semana es manifiesta y evidente la curiosidad del
anfitrión en averiguar cómo había surgido la vocación literaria en el joven
escritor Aramburu, y así inician una fluida relación y pronto surgen las
evidentes preguntas sobre la infancia, la juventud, o las actividades que Aramburu
había llevado hasta el momento, y para paliar de alguna manera dicha curiosidad
el escritor se compromete jueves tras jueves a llevarle un texto sobre la
conversación mantenida previamente, siempre al calor de un buen vino.
A lo largo de las páginas, en realidad, las múltiples
reflexiones ayudan a entender la literatura de Aramburu y a recorrer alguno de
sus modelos esenciales, incluso entremezcla los datos referidos a la infancia
en un barrio donostiarra y sus primeros estudios, y se enorgullece, además de los
primeros deslumbramientos literarios que el autor confiesa, tras haber pasado inicialmente
por el mundo de los tebeos, como muchos de los niños de comienzo de los 60, una
mirada a los clásicos como el Lazarillo, síntesis de una infancia difícil, la
lucha por la vida, o la raíz misma del mal, sin olvidar a los maestros
Cervantes y Quevedo. El afán por leer y por aprender, al margen de la escasa
tradición culta y lectora de la familia, nacerá en el niño y en el adolescente
muy pronto, y poco a poco, entre recuerdos de infancia y juventud, relatará la
participación en la creación y las actividades de CLOC, Grupo de Arte y Desarte,
y como se forja un escritor que crece en una sociedad violenta con el telón de
fondo de los atentados y los funerales que se repetían a lo largo de los años
de su formación tanto ideológica como intelectual, en mitad de un paisaje donde
siempre la sombra de ETA planea y subyace la visión de un dolor ajeno que más
tarde lo llevaría a alejarse y asentarse en Alemania.
Y a lo largo de estos treinta y dos encuentros, enumera
la relación de su consolidación literaria con obras propias y ajenas, inicialmente
de la mano de Marcel Reich-Reinicki o las obras de Thomas Mann y de Borchert.
Incluso descubrirá notables olvidos, Félix Francisco Casanova, Juan Gracia
Armendáriz, o Víctor Klemperer. Y, tampoco faltan algunas páginas que comentan
y valoran autores españoles: Giralt Torrente, Mercè Rodoreda, Ramiro Pinilla,
Aleixandre o Celaya, y maestro en lo breve, subraya sus ideas sobre el cuento
como embrión y origen de la narrativa de ficción. Y algo damos por seguro, los devotos de
Aramburu no se sentirán defraudados con Las
letras entornadas y quienes sientan afición por una literatura diversa y
sólida, cuyas palabras se aferran a la sombras de una realidad, observarán como
fruto de la reflexión y del descubrimiento, se llega a una educación
sentimental propia.
LAS LETRAS ENTORNADAS
Fernando Aramburu
Barcelona, Tusquets, 2015; 290 págs.
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