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EL OSCURO RELIEVE DEL TIEMPO
La literatura
calificada de moderna se distingue por su concepto del tiempo, el cuento suele
diferenciarse por la específica forma de utilizarlo, y cuando hablamos de
cuento literario su intensidad depende, en gran medida, de esa hábil
contracción necesaria para el desarrollo de la acción, sobre todo cuando la
narración ocurre en un tiempo presente de sucesos pasados (o futuros), hasta el
punto de que algunas veces el tema y la acción llegan a considerarse
independientes de ese curioso transcurso narrativo.
Iván Teruel (Girona, 1980) ha publicado
una primera colección de cuentos, donde el tiempo, testigo circular e
incesante, se convierte en protagonista absoluto de sus historias. Titula el
conjunto, El oscuro relieve del tiempo
(2015), y con una especial sutileza transforma su escritura en el correlato
recíproco de una sociedad donde la incomunicación, la violencia tanto física
como lingüística, el miedo al fracaso, la felicidad como víctima de un amor
estrictamente sexual o la sucesiva opresión a que se nos somete a diario,
cuantifican y ponen de manifiesto como el valor de la buena literatura sigue
vigente; y aunque el suyo, en ocasiones no sea un tiempo, inexcusablemente
espacial, se sustenta por una firme determinación memorística.
La brevedad no es una característica
arbitraria en el cuento, enlaza con esa consecuencia derivada de la estructura
interna del mismo, y cuando tenemos un volumen de relatos por delante poco, o
nada debe importarnos que su extensión fluctúe sino que habrá que orientar
nuestro interés hacia otros aspectos técnicos como la intensidad, la
condensación, la propia tensión o el efecto que puedan producir en el lector; y
con estas premisas, la colección de relatos que Iván Teruel pone en nuestras
manos, ordenados en cuatro grandes propósitos, se adaptan a las características
de un tiempo que el autor presupone necesario y del que se sirve para expresar,
de una forma, fragmentaria cuanto de zozobra o de desasosiego contiene un momento
como el actual, y tanto es así que las características de una sociedad
contemporánea y plural quedan expresamente de manifiesto, incluso las
incertidumbres de un momento tan peculiar como histórico. Convocarnos a través
de una literatura hilarante y sutil para ser testigos de los límites de una
existencia a que hoy estamos sometidos, de eso hay mucho en los cuentos de
Teruel, y en tan múltiples facetas como conlleva la condición humana. Secretos
y mentiras se esconden tras las páginas de El
oscuro relieve del tiempo en mitad de una sociedad caduca como la nuestra
que, de la mano del joven narrador, apela a la conciencia humana. Los setenta y
dos cuentos que componen el volumen, de variada factura y extensión, se agrupan
en cuatro apartados, o aproximaciones a esas peculiares existencias de las que,
necesariamente, debemos aprender a lo largo de nuestra vida y, sin duda, nos
sentimos familiarizados: Anatomía del
dolor, Arqueología del universo, Topografía del horror y Cartografía de la derrota, una auténtica
paradoja de singulares propuestas: dolor/ horror y universo/ derrota en las
que, de alguna manera, nos reconocemos porque en cuentos como, “Inseparables”,
esa dualidad sexo/moralidad convierte el engaño en algo cotidiano, y pese a su
brevedad, los relatos del siguiente apartado ofrecen dualidades tan
reconocibles como universales, “1996 también fue un año bisiesto”, donde vida/
muerte precisan, o se establecen en nuestra habitual existencia; y el horror
que desprende un breve, o minúsculo relato”, “La espera” posibilita ese débil
vínculo familiar y la sociedad circundante; y finalmente, esa otra muestra que
se corresponde con la cartografía de una derrota, y se traduce en “Destino
derecho”, o en ese futuro imperfecto que nos invade cada día de nuestras “miserables”
vidas.
El desafío temático que nos propone Iván
Teruel en su primera colección de cuentos, El
oscuro relieve del tiempo, es sorprendente, va mucho más allá de lógica
común, tanto es así que nos sacude, y nos mantiene en una permanente vigilia para
salir, al menos, airosos de algunas de las atmósferas tan opresivas como
nuestra sociedad despótica. El uso de la ironía en estos cuentos, frente a esa
abundancia de falsos sentimientos, cuantifica en mayor medida al conjunto, y
aun se añaden las ilustraciones de Mercè Riba que corroboran esas imágenes
desintegradas que ofrecen muchos de estos relatos, y sugieren visiones tan
turbadoras como simbólicas.
EL OSCURO RELIEVE
DEL TIEMPO
Iván Teruel
Ilustr. de Mercè
Riba
Figueras,
Calligraf, 2015; 184 págs.
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