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OCHO CENTÍMETROS
LA DISTANCIA DEL DOLOR A LA FELICIDAD
No es muy frecuente
terminar una lectura y saberse satisfecho del resultado final y, mucho menos,
cuando en estos últimos tiempos de auténtica vorágine de oferta editorial nos
acercamos a colecciones de cuentos o relatos que pretenden formar parte de ese exquisito
club de unos elegidos y, sin perder una clásica perspectiva chejoviana, contar
la historia de unos personajes y sus circunstancias, aunque a medida que
vayamos leyendo nuestra consciencia nos muestre un subfondo de lo más cruel,
incluso brutal, y aunque los actos de sus personajes se sucedan en un constante
vaivén entre la fuerza de su propio instinto, o el simulacro a que les obliga
la sociedad. Si Chéjov cerró un siglo de oro del cuento, Nuria Barrios (Madrid,
1962) abre un camino de esperanza en el relato español de este presente siglo
XXI, y lo hace, además, con paso firme en su nueva colección, Ocho centímetros (2015), donde la amplia
mirada de una sucesiva visión metafórica de nuestros horrores resulta en estos
cuentos tan inquietante como esperanzadora. Los once relatos convierten otras
tantas historias en un auténtico revulsivo de la sociedad y de cuanto esperamos
de ella, porque la realidad trasciende la propia imaginación literaria; y cuando
leemos y, en ocasiones, aprendemos de ella consigue que nuestra vida se
convierta en un espectáculo sin artificios, con ese triste o afortunado resultado
de ver las cosas tal y como son; pero en ese viaje, la narradora, que nos
sumerge en un vertiginoso mundo donde no ofrece tregua alguna, ahonda y confirma
como con su dolor el ser humano afianza aun más su presencia en el mundo,
experimenta con su quehacer diario, y con algo de suerte sale airoso de tamaña
osadía.
Dolor,
sufrimiento y, algo de esperanza transitan por estas páginas Ocho centímetros que Nuria Barrios
ofrece a un lector exigente, tanto que al final uno se cuestiona si realmente
todo cuanto ha querido la madrileña contarnos forma parte de ese mundo un tanto
invisible en que los humanos nos movemos y solo, y en contadas ocasiones,
logramos descubrir cuando con nuestras actitudes lo hacemos visible y forma ya
parte de nuestra vida: la enfermedad, el dolor, la muerte, el mísero y complejo
y ambivalente mundo de las drogas que tan explícita y sorprendentemente se
desarrolla en varios cuentos, “Ocho centímetros”, “La palabra de Dios es
extendida”, y en el comienzo de todo en “Hansel y Gretel en la T4”; pero existe, también, ese
otro sufrimiento o esa capacidad de mitigar el mismo, como por ejemplo cuando
muere un niño inocente, un recién nacido, y se nos sugiere que se encuentra en
el limbo. Y, en igual proporción, existen esos “otros dolores” los imposibles
de mitigar, caso del despecho del amor, la impotencia cuando observamos como
una abuela se deja dormir para nunca más despertar, o esas dos adolescentes que
un día escapan para coger un tren que las llevará al sinsentido, tal vez, de la
vida en un futuro que no hace falta explicitar. Un auténtico retrato literario
de una sociedad convulsa, con una descarnada visión, irónica y corrosiva.
OCHO CENTÍMETROS
Nuria Barrios
Madrid, Páginas de Espuma, 2015
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