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FANTASÍAS ANIMADAS
Entre
el disparate y el esperpento podemos calificar, en una primera impresión, la
narrativa breve de Berta Marsé (Barcelona, 1969) que publica una segunda
colección de relatos titulada, Fantasías animadas (2010). Su primera
entrega, En jaque (2006) era calificada de auténtica radiografía humana.
Entre otras muchas características, en esta ocasión, la narradora moraliza
sobre algunas aspectos de la sociedad contemporánea y, plantea, además una
ácida visión de una realidad tan ridícula como exasperante.
Siete historias componen el
volumen con una variada extensión, aunque en todas ellas las situaciones
resultan de lo más común, la tipología ciertamente convencional, y sus
argumentos casi de serial televisivo, como el titulado, «Los Pons Pons», que
lleva a la narradora a fantasear para que, cualquier momento vivido por sus
personajes, se convierta en esa peripecia con que se califica a literatura. En
otra ocasión, cinco amigas se reúnen para cenar y para hablar de sus cosas,
aunque el retraso de cualquier de ellas, provoca inmediatamente una dura
crítica sobre la misma, todo bajo la atenta mirada de Modesto, el camarero, que
jamás recomienda a sus clientas un retraso. Los Reyes Magos traen estupendos
regalos a una vecinita, envidia de las niñas de abajo que verán cómo llega el
tiempo de su venganza al mismo tiempo que acaba su infancia. Y uno de los
mejores, «El bebé de Rosa», cuya protagonista recuerda una fantasía paranoica
cuando descubre que parece estar reviviendo una famosa película del director
Polanski. Berta Marsé emplea, para sus textos, un lenguaje coloquial, directo,
tan desenfadado como las propias situaciones que propone a lo largo de los
cuentos anotados, tan anodinos como el desengaño de un fan televisivo cuando
descubre la realidad de su afición, aunque lo mejor de este relato es el
diálogo fluido, chispeante que pretende esa inmediatez paralela de los
episodios emitidos a diario.
La amargura y una sensación de
desasosiego planean sobre las primeras historias, una denostada actitud que
parece definir el conjunto y que sirve a la narradora para luchar contra un
convencionalismo al uso, además de la hipócrita visión de lo cotidiano. Sin
embargo, «Las Prosperinas» es un relato cuya sensibilidad, ternura y tensión
emocional nos lleva a un mundo diferente al planteado por Marsé en toda su
colección: una anciana con demencia viaja hasta ese lugar de la infancia donde
se sintió plenamente feliz y, aunque, al final le espera la muerte, a la
protagonista, ya no le importa porque cuando llegue, ella estará muy lejos de
allí. Pura animación, fantásticamente escrita.
FANTASÍAS ANIMADAS
Berta
Marsé
Barcelona,
Anagrama, 2010.
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