La caricatura ha
sido desde el comienzo de la historia un tipo de representación exagerada de
unos personajes o de unos hechos con el fin de poder trasmitir un mensaje, una
idea, la mayoría de veces sarcástica sobre una cuestión determinada.
Es por este
motivo que desde siempre, el hombre recurrió a realizar una serie de trazos
bien expresivos, bien simbólicos, pero tremendamente simples con los que
trasmitir ideas por medio de las imágenes y así llegar a un mayor número
posible de espectadores a los que convencer de tales ideas.
La caricatura es un tema más interesante de lo que a
primera vista pueda parecer. Ya Azorín
escribía en 1913 a
propósito del humorismo: “El capítulo de eutrapelia, del divertimento
espiritual es sumamente importante en la historia del desenvolvimiento humano;
haciendo la historia de la ironía y del humor, tendríamos hecha la sensibilidad
humana y consiguientemente la del progreso, la de la civilización. La marcha de
un pueblo está en la marcha de sus humoristas”. Baudelaire por su parte opinaba: “Sin duda alguna, una historia
general de la caricatura en sus relaciones con todos los hechos políticos y
religiosos, graves o frívolos, relativos al espíritu nacional o a la moda, y
que han agitado a la humanidad, resultaría una obra gloriosa e importante”. Por
su parte Gombrich ponía de
manifiesto la trascendencia de la labor del dibujante cómico: “El dibujante por
desdeñable que sea su calidad artística, tienen más probabilidades de
impresionar en una campaña de odio que el orador de masas y el periodista.”
Su interés
radica, no ya sólo en la calidad de las obras (quienes siguen los vaivenes
estilísticos del momento) sino en la enorme cantidad de información que estas
humildes obras pueden proporcionarnos pudiendo asistir y revivir todos los
acontecimientos, desde los más triviales a los más importantes y además podemos
hacernos una idea perfectamente clara de la forma de pensar de aquellos
individuos en aquellos momentos. Por todo ello el humor gráfico nos
proporcionaba información en tres aspectos importantísimos: el cultural, el
estilístico y el sociopolítico.
Principalmente, las caricaturas son humorísticas, como bien dice.
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