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miércoles, 24 de junio de 2015

José Ovejero



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LA INVENCIÓN DEL AMOR

 


     La historia de Samuel, el protagonista de esta nueva y singular novela de José Ovejero (Madrid, 1958), no deja de resultar curiosa desde el principio porque su existencia forma parte de ese aburrimiento de dudoso origen que afecta a cuarentones que han llegado a esa edad maldita, sin cuestionarse cuánto ocurre en su acontecer diario, e incapaces de mantener una relación estable durante algún tiempo. Pero un día recibe una llamada muy extraña: alguien le comunica la muerte en un accidente de coche de Clara, su amante. Sin duda, un dolorosa noticia si no fuera porque él, nunca ha tenido relación con Clara alguna. Tras permanecer unos instantes pensativo, y consciente de no haber conocido nunca a ninguna Clara, decide acudir al tanatorio, donde pronto se verá envuelto en una truculenta historia de la que no podrá salir con tanta facilidad como ha entrado. Ajeno a cuanto allí sucede, conoce a la hermana de la difunta y urde para ella una ficticia relación con Clara, movido por un dramatismo que irá creciendo a medida que avanzamos en las páginas de La invención del amor (2013), una truculenta ficción a la que se irán sumando una variedad de personajes que configurarán una peculiar  y compleja visión de la conflictividad psicológica humana.
     Samuel se ve obligado a inventar sus momentos, tanto privados como cotidianos, con su amante, y añadir algunas de las vivencias que nunca se produjeron, toda una sucesión de mentiras que hacen cambiar su percepción de la vida y de quienes estuvieron cerca de ella, al tiempo que el narrador va describiendo los momentos íntimos del protagonista junto a una mujer que nunca conoció. Todo esto obedece a una simple cuestión: satisfacer la curiosidad de Carina, la hermana de la desaparecida Clara, que parecía conocer a Samuel a través de un desdibujado retrato. Ovejero traza un amplio retrato psicológico de la individualidad del triángulo amoroso, además de otros que se van sumando a la escena y proporcionan al lector un auténtico disfrute narrativo porque el madrileño completa sus observaciones existenciales con una variedad de asuntos y perspectivas que conforman la densidad de la novela, la identidad, las relaciones familiares y amistosas, el miedo y la mentira, incluso el hastío en el trabajo que muestran muchos de los planteamientos que inciden en nuestro cotidiano existir y se traducen en un patetismo con ciertos tintes de una irónica visión de las cosas, y de un marcado humorismo que deviene, según se mire, en cierta comicidad para afrontar las anécdotas y situaciones a que se ve sometido Samuel, su protagonista; en realidad, un ser de lo más perplejo, profundamente irresoluto en medio de una sociedad que ha cambiado sus hábitos de conducta, se aleja de una auténtica visión idealista y, sobre todo, de una voluntad creadora que exhibe una nueva estirpe la sociedad contemporánea: el antihéroe.
    Ovejero profundiza con su escritura en el alma humana, ofrece una magnífica visión de una realidad, y deja una pequeña puerta abierta al optimismo, porque al final de la novela el autor pretende redimir a su personaje empeñándolo en la esperanza de una entrega, ahora frente a una no menos atribulada Carina.











LA INVENCIÓN DEL AMOR
José Ovejero
Premio Alfaguara de Novela, 2013
Madrid, Alfaguara, 2013; 242 págs.

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