… me
gusta
EL VECINO DE ABAJO
Lo
cotidiano y lo anodino, lo común que incluye aspectos puramente anecdóticos de
nuestra existencia, son algunos de los temas y tramas que, en estos últimos
años, se están convirtiendo en moneda de
cambio para que nuestra narrativa levante acta de una sociedad en la que priva
lo convencional. Solo cuando nuestra vida perfectamente controlada es
perturbada, iniciamos un repentino giro que nos lleva a las situaciones más
inusuales como le ocurre a la protagonista de la última novela de Mercedes Abad
(Barcelona, 1961), El vecino de abajo (2007), una solitaria traductora
que ve cómo su vida tranquila es alterada por la obras de reforma que una
mañana de lunes inicia su vecino de abajo sin previo aviso.
La nueva situación, que incluye golpes y
martillazos, ruidos propios de los trabajos de albañilería, genera tal desorden
en la vida de esta traductora que en una primera instancia decide huir de su
habitual lugar de trabajo para posteriormente iniciar toda una guerra contra el
vecino identificado, Miquel Aubert, quien además de rico se las da de listillo
cuando la vecina intenta protestar y este le aclara que tiene todos los
permisos en regla. Abad que ha trabajado como traductora, incluso como actriz e
intérprete, logra con este particular testimonio presentarnos formas de vida
actuales que, con un toque personalísimo, convierte en buena literatura sin
preocuparse por concretar, hubiera sido fácil, sobre aspectos sociológicos o
morales porque lo sobresaliente es que, tras varios intentos fallidos, esta
mujer inicia una auténtica guerra contra el vecino, dispuesta en todo momento
en no darle cuartel al enemigo. Pero Mercedes Abad que es una experta
narradora, dueña de esa disposición interna que se otorga al mejor de los
relatos, capaz de ligar todas las partes de un asunto o un enredo, y cuya obra
está teñida de un humorismo poco habitual en la novela española contemporánea y
de un sarcasmo y de una ironía que le sirven para mostrar las abundantes
contradicciones de nuestra sociedad, sale airosa de un inicial relato anodino
que, en otros casos, hubiera dado para un simple relato, además en el más puro
estilo del realismo sucio norteamericano.
A través de una galería de personajes
bien trazados, magnifica (sirva el ejemplo del alter ego de la traductora,
Betty Correa, que intenta quitarle protagonismo), nombres que sin ser
importantes logran mostrar esa conflictividad humana que nos convierte
singulares para así constatar la farsa
diaria en que vivimos. Y al margen de un seudo retrato sociológico lo que sí
logra contarnos la narradora catalana es la historia dolorosa de una soledad,
la de una mujer que convierte su febril venganza en una meta que dé sentido a
su vida, oculta para más señas en una existencia acomplejada, tan vacía como
falta de esperanza.
Numerosos episodios se suceden en una
novela ágil que conforma un particular universo narrativo, como los rótulos de
protesta de la protagonista, su inexplicable detención y posterior
encarcelación o el engaño de la Rastignac Guide. Lo mejor su amenidad,
escrita en un lenguaje directo, sin excesivo artificio que logra cautivarnos
sin problemas y vendernos una historia tan desquiciada como real.
EL
VECINO DE ABAJO
Mercedes
Abad
Alfaguara,
Madrid, 2007; 266 págs.
No hay comentarios:
Publicar un comentario