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EL VIOLENTO OFICIO DE ESCRIBIR
La
vida de Rodolfo Walsh (1927-1977) transcurrió entre grandes momentos de tensión
por su activa militancia política, por su vocación literaria, y sobre todo por
su curiosidad periodística. En la década de los cuarenta, tras pasar por varios
domicilios familiares y colegios, se trasladó a Buenos Aires para completar su
educación secundaria. Mediada la década, su vida adquiere una actividad casi
febril: un frustrado intento de ingresar en el Liceo Naval, colabora con la
editorial Hachette, participa en la Alianza Libertadora
Argentina, cursa algunas asignaturas en la Facultad de Humanidades, y ya en 1950 obtiene una
mención en el Primer Premio de Cuentos Policiales que organiza la revista, Vea
y Lea. A partir de este momento se dedica al periodismo y trabaja para Vea
y Lea y Leoplán, donde publicará cuentos, artículos de crítica
literaria y divulgación cultural. Sus abundantes colaboraciones en la prensa lo
señalan como la cumbre del periodismo argentino y, en ocasiones, acompaña sus
textos con fotografías que convierten sus reportajes en auténtico periodismo
gráfico, y sobre los temas más diversos. A partir de 1956 sus continuas
denuncias contra la represión y los fusilamientos de José León Suárez
desembocarán en los libros, Operación masacre (1957), hito del género
testimonial en la literatura argentina y al que seguirán ¿Quién mató a
Rosendo? (1969), y su famosa Carta abierta de un escritor a la Junta Militar
(1977). Ernesto Ekaizer relata en el prólogo a El violento oficio de
escribir (2011), como, desde varios meses, el periodista y su esposa Lilia
Ferreyra viven en una casa modesta, sin luz eléctrica, agua corriente o gas,
que han comprado a unos 52 km
del centro de Buenos Aires, de donde Walsh viajaría el 25 de marzo de 1977 a la capital para
acudir a varias citas y echar en diferentes buzones varios sobres que contienen
su famosa Carta abierta..., que condensa toda la labor informativa del
año, basada en la fuente documental que forman los cables de noticias
difundidas, denuncia el asesinato, la desaparición y tortura de miles de
ciudadanos en virtuales campos de concentración que ha creado la dictadura del
general Jorge Rafael Videla en las guarniciones militares. Walsh va armado con
una pistola Walter PPK calibre 22 que no le salvará la vida, pero
será más difícil que lo cojan vivo. Un llamado «grupo de tareas» de la Escuela Mecánica
de la Armada y
un pelotón de policías le han preparado una encerrona. El militante con quien
Walsh debía encontrarse ha desvelado el lugar de la cita, aun le da tiempo a
sacar su pistola pero varios disparos le cruzan el pecho en diagonal y apenas
llega vivo al campo de concentración de la ESMA. Esa misma noche los militares que se han
hecho con la escritura de compra venta que portaba el periodista, organizan el
saqueo y bombardeo de su casa, a donde a la mañana siguiente llega su esposa
sin conocer la tragedia y advierte que la han volado llevándose su carpeta de
documentos y escritos personales.
La edición que 451 Editores presenta con
el título de El violento oficio de escribir (2011, aunque la original es
de 2007), con prólogo de Ernesto Ekaizer y nota preliminar de Daniel Link,
recoge, según este último, la totalidad de los artículos publicados con la
firma de Rodolfo Walsh o sus iniciales R.W., o R. J. W.) o el seudónimo, Daniel
Hernández. De sus libros o grandes investigaciones, se incluyen ejemplos
aislados necesarios para dar una visión fiel del progreso de la obra
periodístico; tampoco se recogen sus artículos y prólogos que se considerarían
de crítica literaria, tampoco los escritos íntimos y del resto de la obra
conocida quedan muchas notas sin publicar y se ofrece una edición incompleta
por definición. Según su editor, este libro se titulada así porque el propio
Walsh, escribió en un texto autobiográfico que decía los siguiente: «En 1964
decidí que, de todos mis oficios terrestres, el violento oficio de escritor era
el que más me convenía». Cuando leemos los abundantes textos de la presente
edición, se percibe el espíritu de Walsh cuando afirmaba que pretendía
devolverle al periodismo la voz y la identidad de las noticias, los
acontecimientos o la dignidad a los personajes que habían sido protagonistas y
que de alguna manera dejaban testimonio con sus actuaciones o con su propia
vida. El «caso Padilla», su estancia en Cuba y la creación de la agencia de
noticias Prensa Latina, los diversos artículos sobre la baja condición social
de los trabajadores de la
Argentina, son algunos de los textos más sugerentes; en
ocasiones, se funde literatura y periodismo, y este último aspectos tanto
literario como político, testimonio de una objetividad que, de alguna manera,
en la totalidad de la obra de Walsh se completó con los informes de Cadena
informativa que ampliaba así su compleja visión del periodismo. La lectura de «La Carta abierta de Rodolfo
Walsh a la Junta Militar»
vislumbra ese «acto de libertad» con que invitaba a sus últimos lectores y aun
hoy a quienes confiamos en ese voluntarioso periodismo caracterizado por la
honradez y la exactitud verificada.
EL
VIOLENTO OFICIO DE ESCRIBIR
Rodolfo
Walsh
Madrid,
451 Editores, 2011; 556 págs.
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